La firma ha explicado que hace un año se comenzó a gestar el proyecto de puesta en marcha de espacios turísticos en la almazara -perfectamente accesible y diseñada para recibir turistas interesados en conocer el mundo del aceite de oliva virgen extra y su proceso de elaboración- y entrar en contacto de una forma real con la experiencia de formar parte del mundo del olivar y el aceite.
Así, Picualia se propuso ser más que un escaparate de la cultura del olivar y el aceite en la provincia de Jaén y convertirse en un ejemplo de empresa oleoturística capaz de ofrecer experiencias sin salir de la propia almazara y de manera virtual para “hacer vivir una experiencia completa a los turistas que visiten la almazara”.
“En nuestra sección de oleoturismo queremos inculcar la cultura del aceite de oliva virgen extra y el olivar, pero tenemos el problema de la estacionalidad de la recolección, por lo que para solventarlo pensamos en crear experiencias de realidad virtual”, ha explicado a Mercacei el director técnico y de márketing de Picualia, Juan Antonio Parrilla.
Para ello, una vez que se gestó la idea y se buscaron los acuerdos de colaboración con una empresa especializada en esta materia se inició el proyecto que se divide en dos fases. La primera de ellas, ya en marcha, permite que el turista experimente todo aquello que implica el mundo del olivar. En este sentido, se ha creado una sala de realidad virtual donde, a través de unas gafas y unos mandos, el turista puede desplazarse a un campo, varear olivos, recolectar aceitunas, montarse en un tractor, subirse a una torre de un castillo para divisar un campo de olivos y comprar en la tienda, seleccionando los productos para llevártelos a casa. “Todo es muy real, como si lo estuvieras viviendo”, ha subrayado Parrilla, al tiempo que ha asegurado que se trata de la primera almazara del mundo en incorporar realidad virtual en la experiencia turística.
La segunda parte del proyecto, que verá la luz el próximo mes de noviembre, permitirá al grupo de visitantes que acuda a Picualia, a través de unas gafas de cartón reciclado y con sólo mover los ojos, “volar por la almazara o introducirse en un decanter”, además de poder llevarse esta experiencia a casa a través de una aplicación y enseñar, al menos, una mínima parte de los secretos que esconde esta almazara.
“Se trata de una apuesta fuerte y decidida de emprendimiento; una manera de ser pioneros en incorporar este tipo de experiencias en una almazara”, ha concluido Parrilla.
