Nos hemos hecho un lifting. No es que nos disgusten las arrugas, ni mucho menos. La arruga es bella y nos encanta en todas y cada una de sus variantes. Sobre todo en papel. Hay pocos momentos tan evocadores y placenteros como el de acariciar los pliegues del tiempo en un libro, en una revista o en una carta y reencontrarte con el sentimiento de la primera vez. De aquel instante donde empezó todo.