Cuando se publica cualquier noticia en los medios de comunicación generalistas o aparece en la televisión algún experto del campo de la nutrición hablando acerca del aceite de oliva virgen extra mi organismo empieza a generar automáticamente cortisol. Es una reacción natural, impredecible e imposible de detener. Mi cerebro me está avisando de que, aunque parezca que el periodista/nutricionista en cuestión esté hablando en positivo del AOVE, en cualquier momento llegará el inevitable “pero”.