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AMCAE-Andalucía y su labor para fomentar el papel de las mujeres y su posicionamiento en las cooperativas agroalimentarias

AMCAE-Andalucía y su labor para fomentar el papel de las mujeres y su posicionamiento en las cooperativas agroalimentarias

Entrevista a Raquel Santiago Moya, representante de AMCAE en Jaén

Por Cristina Revenga Palacios
lunes 02 de septiembre de 2019, 12:12h

La Asociación de Mujeres de Cooperativas Agroalimentarias (AMCAE) de Andalucía nació el pasado año con el objetivo de trabajar para lograr una mayor presencia y participación de las agricultoras en los órganos de decisión y dirección de las cooperativas. En una entrevista con Mercacei, la representante de la organización en Jaén, Raquel Santiago Moya, analiza el papel de la mujer en el sector oleícola y sus retos de futuro.

¿Qué es AMCAE-Andalucía? ¿Cuándo surgió y cuáles son sus principales objetivos?

AMCAE-Andalucía es la Asociación de Mujeres de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, que surgió tras la creación de AMCAE a nivel nacional en el año 2013, a raíz del Proyecto INTEGRA. Vimos la necesidad de crear una asociación a nivel regional que permitiera abordar proyectos más enfocados a las necesidades de las agricultoras y ganaderas andaluzas, así como representar sus intereses ante las administraciones. Tras un periodo de encuentros y de identificar a un grupo de mujeres socias que estaban dispuestas a liderar el proyecto, el 6 de abril de 2018 se constituyó AMCAE-Andalucía.

El objetivo principal de AMCAE-Andalucía es trabajar para lograr una mayor presencia y participación de agricultoras y ganaderas en los órganos de decisión y dirección de las cooperativas, esto es, en sus asambleas, consejos rectores y como gerentes o directoras. Nuestra misión está siendo concienciar a las agricultoras y ganaderas de que deben participar en las asambleas e involucrarse en el día a día de sus empresas, de sus cooperativas. Este es el primer paso para visibilizarse y para promocionarse de cara a su participación futura en los consejos rectores.

AMCAE-Andalucía nace, también, para crear redes entre las mujeres cooperativistas, diversificar la economía de las cooperativas, promover la igualdad de oportunidades, fomentar la formación, profesionalizar a las socias y defender con una sola voz sus intereses ante la administración regional.

Desde nuestra constitución ya somos cerca de 300 mujeres las que estamos inscritas en AMCAE-Andalucía y seguimos trabajando porque se sumen muchas más.

¿Qué acciones prevéis poner en marcha?

Fundamentalmente, sensibilización sobre el papel de la mujer en las cooperativas y en el sector agrario y formación como vía para mejorar o alcanzar puestos de responsabilidad, acciones que venimos desarrollando junto con el Departamento de Igualdad de Oportunidades de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía con resultados positivos.

Contar con una asociación de mujeres socias, como es AMCAE-Andalucía y con recursos económicos propios, a través de entidades públicas y privadas, nos permitirá visibilizarnos y llevar a cabo más acciones, también de comunicación y difusión, que supondrán un revulsivo para ellas.

En la actualidad, trabajamos también para sumar nuevas socias, generar mecanismos para comunicarnos con ellas y crear una red de mujeres que las visibilice y las impulse a participar más activamente en sus cooperativas.

¿Considera que existe un porcentaje bajo de representatividad de la mujer en puestos relevantes y de responsabilidad en las empresas, cooperativas, almazaras…?

En la actualidad, el 30% de las personas asociadas a Cooperativas Agro-alimentarias en Andalucía son mujeres, llegando este porcentaje al 39% en la provincia de Jaén. En el sector oleícola a nivel andaluz el porcentaje es muy similar, con un 34% de mujeres socias.

En el consejo rector de las cooperativas se observa una leve evolución en estos últimos años, pasando del 3,5% al 5% las mujeres consejeras de cooperativas en Andalucía. Este mismo porcentaje es el que nos encontramos en el sector oleícola.

¿Cree que la mujer está lo suficientemente valorada en el sector del olivar y del aceite de oliva?

Mi opinión es que no lo está, ya que, en algunos puestos concretos existen estereotipos que encasillan a la mujer, y debemos trabajar el doble para que se nos escuche y valore de la misma manera que a un hombre.

Hasta ahora, la capacitación de la mujer para desempeñar puestos de relevancia en la cadena de valor,no ha sido reconocida, o al menos de forma suficiente, siendo el hombre el que ha ocupado estos puestos de manera “natural”.

En primer lugar, pienso que es importante recalcar que la mujer en diferentes ámbitos dentro de este sector está altamente cualificada, desempeñando puestos relevantes a lo largo de toda la cadena de valor. Lo importante, como en todos los sectores, es que se valoren las competencias, actitudes, esfuerzo y aptitudes sin tener en cuenta si es hombre o mujer, creyendo en nosotras mismas y olvidándonos de los estereotipos. Trabajando de manera constante llegaremos hasta donde queramos estar.

¿Qué actividades desempeña la mujer en las cooperativas oleícolas?

Actualmente, el papel de la mujer en las cooperativas oleícolas se desarrolla en diferentes ámbitos, por un lado, con carácter proveedor y a su vez socia, y por otro lado, desempeñando su labor profesional en diferentes áreas dentro de la gestión, laboratorios… ocupando puestos de gran importancia, pero que no tienen mucha visibilidad.

Sin embargo, cuando se trata de cargos directivos, se reduce el número de mujeres de manera importante, a pesar de existir un porcentaje alto de socias dentro de las cooperativas.

Existen muchos estudios que avalan los beneficios que aportan las mujeres con su trabajo y que son diferenciales a los de los hombres. Por ejemplo, un estudio de Randstad de 2018 destaca la alta tasa de ocupación de las mujeres con formación superior, situándose en el 90,1%. Sin embargo, cuando se analiza la situación de las profesionales en función de su formación académica, el análisis llevado a cabo por Randstad pone de manifiesto que el 48,9% del total de trabajadoras dispone de estudios superiores; y el 46,4% cuenta con educación secundaria; mientras que el 4,7% tiene estudios primarios como formación máxima alcanzada. Cuando se analiza el caso de los hombres, es diferente, la mayor parte de ellos (57,2%) tiene estudios secundarios como formación máxima; el 6,3% cuenta con educación primaria; y el porcentaje de ocupados con formación superior se sitúa en el 36,5%.

Otros estudios internacionales indican que las compañías que tienen un mayor número de mujeres en puestos directivos son más rentables que aquellas que carecen de presencia femenina. Como por ejemplo que, a mayor implicación en materia de género, mayor probabilidad de haber crecido a ritmos superiores al 5%, según el nuevo informe "Women In Business 2019: hacia un avance real" de Grant Thornton.

Cada vez existen más iniciativas de mujeres emprendedoras. ¿Compartes está visión? ¿A qué retos debe hacer frente?

Las principales preocupaciones de la mujer, al igual que de los hombres, han sido la estabilidad económica, el bienestar familiar, el equilibrio social y laboral. Sin embargo, lo que ha ocurrido históricamente es que en las familias ha habido una separación de roles, en los que el hombre tenía un papel predominante y, generalmente, es la mujer la que da un paso atrás para “cuidar” de la unidad familiar. Para contextualizar esto habría que recordar que la mujer hasta hace 88 años no tenía derecho de voto, y este no fue reconocido por las Naciones Unidas hasta 1948, lo que nos puede dar una idea de las limitaciones a las que se enfrentaban las mujeres hace sólo unas décadas.

Para mi, las trabas que se encuentra la mujer son principalmente socio-culturales, ya que, hasta ahora (por ejemplo) el hecho de que la mujer dé a luz le ha supuesto un retroceso en su carrera profesional, al no evolucionar la sociedad culturalmente tan rápido. Es hoy en día cuando la legislación está dando pasos más significativos, igualando las bajas de paternidad y maternidad, en la que actualmente son 16 semanas para la mujer y 8 para el hombre, estando previsto que se iguale con la de la mujer en enero de 2021. El cambio se está produciendo muchísimos años después de la incorporación de la mujer al mundo laboral, de manera lenta y con bastante retraso respecto a ciertos países de la Unión Europea, lo que afecta de manera directa a la natalidad.

Algunos datos son realmente significativos y nos debe hacer pensar si es el futuro para nuestras hermanas, hijas y nietas.

El 60% de las personas que perciben el Salario Mínimo Interprofesional en España son mujeres.

A nivel global, las mujeres son responsables de dos tercios de los trabajos realizados y sin embargo, ganan solo el 10% de los ingresos totales y solo poseen el 1% de las propiedades… Así que, ¿estamos iguales? Hasta que la respuesta no sea sí, no podemos dejar de preguntarnos.

Por otro lado, las barreras físicas, poco a poco suponen cada vez menores obstáculos pero aun siguen afectando de manera importante. Aunque exista mayor mecanización, en el cultivo tradicional del olivar se sigue utilizando maquinaria que supone para la mujer un importante esfuerzo.

Pienso que la mujer está altamente cualificada y capacitada, y en los últimos años se está viendo el resultado, fruto del trabajo constante, poniendo en marcha proyectos de gran importancia en este sector, y que poco a poco se irán visualizando cada vez más. En los próximos años la mujer será parte fundamental en el cambio que necesita el sector para la consecución de una estabilidad en los precios que vendrá como consecuencia de la búsqueda de nuevos productos derivados del aceite de oliva, como ha hecho a lo largo de toda la historia.

En este sentido, quizás sea la que consiga ese cambio, a partir de la búsqueda de productos innovadores, nuevos usos y puesta en valor del producto. En los próximos años creo que hay un duro trabajo por delante en la consecución de la obtención de un precio acorde a la calidad que obtenemos.

En cuanto al emprendimiento hay empresas lideradas por mujeres que están siendo una referencia en el sector como Cabello x Mure, gerentes de cooperativas oleícolas como Consoli Molero o Mª Mar Manrique, o mujeres que llevan luchando por la calidad en el aceite de oliva como Brígida Jiménez, Anunciación Carpio, Mª Paz Aguilera o Rosa Marchal. Estos son sólo algunos ejemplos de muchas mujeres que llevan trabajando duro dentro de este sector.

¿Cómo percibes que va a evolucionar el papel profesional de la mujer en el sector agrario y olivarero a medio plazo?

Pienso que el papel profesional de la mujer en el sector agrario va a tener una importante evolución en los próximos años mediante la modernización, profesionalización, tecnología y ciencia (mecanización), formación e integración.

Una de las claves, desde mi punto de vista, pasa por la modernización del sector oleícola tradicional, ya que ha vivido complementado de otras actividades económicas que lo han hecho sostenible, pero esto unido a un traslado de la mano de obra de los ámbitos rurales a otros que le proporcionen trabajos no estacionales, junto con una gran conversión del olivar, harán que el característico minifundio vaya disminuyendo a favor de que haya una mayor profesionalización del sector y mecanización de las labores, reduciéndose las barreras físicas y dando lugar a una mayor implicación de la mujer en todas las áreas. Esto provocará que se reduzcan los impedimentos culturales y sociales.

La cada vez más necesaria búsqueda de la rentabilidad de los minifundios tradicionales tan extendidos en el sector (94% de las explotaciones de olivar en Andalucía) será otra oportunidad laboral importante por el incremento de empresas basadas en economía colaborativa. Este tipo de actividad empresarial se define como una interacción entre dos o más personas, que satisface una o varias necesidades reales o potenciales entre ellas. Se basa en la idea de que usar algo, disponer de un recurso o bien, es mucho mejor que poseerlo. Este movimiento supone un cambio cultural y económico, y es el paso del consumo individualizado hacia el de las plataformas P2P (per to per o red entre iguales), y es en este tipo de relaciones personales en las que las mujeres tenemos que avanzar y apoyarnos para aumentar el peso en el sector.

Además, para la eliminación de los obstáculos resulta fundamental que la mujer (y el hombre) reciba más capacitación, tanto académica como en tecnología, mayor soporte, tanto legal como de cualquier otro tipo, concienciar acerca de la discriminación de género en la agricultura y sobre el éxito alcanzado por las mujeres en este sector como se hace en otras Comunidades Autónomas. Por ejemplo, el proyecto pionero Inspira STEAM fomenta la vocación científico-tecnológica entre las niñas y está basado en acciones de sensibilización y orientación, que imparten mujeres profesionales del mundo de la investigación, la ciencia y la tecnología.

Todas y todos debemos aportar. Mi último granito de arena ha sido un reciente proyecto que diseñé el año pasado con el que pretendo dar a conocer el sector en todos los niveles de centros educativos, de forma que el mundo oleícola se visualice más como una oportunidad real e interesante, que como una salida de segundo nivel. De hecho, es gratificante y proporciona una calidad de vida que no pueden decir otros sectores.

Es necesario transmitir ese orgullo por pertenecer al ámbito rural, ligado al mantenimiento y cuidado del medio ambiente, y debemos preocuparnos por recuperarlo para las generaciones futuras si queremos mantener la población ligada al territorio, transmitiendo los valores y el amor por el sector primario.