Lo veíamos venir desde hace tiempo, pero cada vez parece estar más en boca de todos. Podríamos decir que si el agrícola fuese un sector como el de la moda, el almendro sería ahora mismo el It Tree, o lo que viene a ser lo mismo, el cultivo del que todo el mundo habla.
¿Y qué tiene que ver el almendro con el olivo? Pues, al parecer, mucho más de lo que se desprende a simple vista. Precisamente, este tema fue el eje central de “La almendricultura como alternativa y complemento a la olivicultura”, el diálogo on line organizado por Juan Vilar Consultores Estratégicos que se celebró la pasada semana. En él se resaltaron datos muy curiosos como, por ejemplo, que en 2019 se plantaron cerca de 70.000 hectáreas de almendro en todo el mundo; o que para 2021 se prevé una producción de 1,6 millones de toneladas de almendra, lo que supondrá un crecimiento del 33% en tan sólo dos años.
También se expusieron en el encuentro otros detalles que invitan a la reflexión: España es el mayor importador y a la vez el país con mayor superficie de almendro en el mundo, seguido de Estados Unidos y Australia. Sin embargo, el país nortemericano cuenta con una Interprofesional, la California Almond Board, que invierte 100 millones de dólares anuales en promocionar sus almendras en el resto de países consumidores, siendo India uno de los nichos de mercado más importantes.
Las buenas perspectivas económicas y de expansión que tiene actualmente el cultivo del almendro están incentivando su implantación en nuevas zonas de cultivo que presentan unas condiciones más adecuadas para la obtención de buenos niveles productivos, como es el caso de la provincia de Jaén.
Sobre esta alternativa, Pablo Vega, director general de CBH, recalcó la evolución que están experimentando los cultivos hacia la mecanización y la reducción de costes en la producción, donde el almendro es un ejemplo a destacar. Por no hablar de los precios de la almendra en origen, donde la marcona -quizás la variedad más cotizada- ha llegado a situarse en los 8 €/kg.
Aunque probablemente fue Antonio Jiménez, director general de DAFISA, quien dio en el clavo: “El sector del olivar tiene que trabajar en el aumento del consumo y debe aprender de la labor realizada en Estados Unidos, que está trabajando muy duro en torno a la comercialización, con una implicación muy directa por parte del agricultor. Creo que puede ser la línea a seguir en la olivicultura”, concluyó durante su participación. Jiménez aseguró que en el sector californiano de la almendra existe una gran cohesión, y que ahí reside la fuerza de su proyección a nivel mundial, a diferencia del sector olivícola en general -y del español en particular me atrevería a decir- donde nunca parece llover a gusto de todos. ¡O donde quizás llover sí que sea lo único que ocurre a gusto de todos! Pero bien es cierto que cuando unos reman hacia un lado, los vecinos parecen encaminarse hacia el contrario y, separados, poco podemos conseguir. Así que igual da la olivicultura que la almendricultura cuando la única cultura que deberíamos practicar es la de la unión. Porque no es un tópico, la unión hace la fuerza y en tiempos como los que atravesamos nos hace más falta que nunca.
