El sistema alimentario es sumamente complejo, dada su heterogeneidad e hipersensibilidad social ante la necesidad de garantizar el abastecimiento alimentario a la población.
De forma simplificada hablamos de cadena alimentaria. Sin embargo, se trata de una red de redes de cadenas alimentarias (RRCA) que se apoyan y compiten de manera similar al sistema radicular de las plantas.
El funcionamiento de la RRCA está condicionado por sus estructuras y por el comportamiento de los agentes que las integran. A través de una serie de flujos, los productos y servicios conectan a los agricultores con los consumidores, mediante fabricantes, industriales y distribuidores.
El flujo financiero se mueve en sentido inverso. Como complemento, están los flujos de información y documentación que aportan transparencia a las transacciones.
Recientemente, tuvo lugar una conferencia internacional virtual sobre cadenas alimentarias, organizada por el Centro Europeo-Latinoamericano de Logística y Medio Ambiente (CELALE) y que estaba coordinada desde La Habana y Bogotá con la participación de varios países europeos y americanos. España estuvo representada a través de instituciones como la Universidad Politécnica de Madrid.
El núcleo del debate giró en torno a la tensión existente en el funcionamiento de las cadenas alimentarias en épocas de turbulencia, sus efectos y medidas a adoptar, tanto a nivel local como internacional.
Perturbaciones en las cadenas alimentarias
Todos los flujos de la red de redes de cadenas alimentarias son sensibles a los impactos en periodos turbulentos, que obligan a reajustar su operatividad ante escenarios. Algunos ejemplos son los siguientes:
Sistemas alimentarios más resilientes
Los impactos en las cadenas alimentarias pueden provocar efectos significativos que obligan a un cambio de modelo o paradigma, para lo que deben estar lo suficientemente preparados.
En España, los agricultores cuentan con un seguro agrario (que gestiona la Entidad Estatal de Seguros Agrarios) en tanto que los industriales, comerciantes y consumidores deben tener sus predicciones.
La estrategia de prevenir y enmendar debe aplicarse sistemáticamente mediante reforzamiento de la estructura de las cadenas, con transparencia y buenas prácticas en el sistema. En la fase posterior de un suceso, la resiliencia o capacidad de adaptación es la fórmula para seguir.
En España, pasos importantes en el fortalecimiento de las cadenas alimentarias han sido la Ley de mejora de la cadena alimentaria, el Código de Buenas Prácticas Mercantiles en la Contratación y la propia reestructuración hacia modelos más eficientes. Todo ello ha permitido una respuesta eficaz a los impactos.
Un organismo de vigilancia y alerta
El seguimiento del funcionamiento se hace a través del Observatorio de la Cadena Alimentaria, que trata de mejorar la transparencia con información de precios y estudios. Su dinámica, no obstante, debería incluir análisis detallados, a modo de tensiómetro, que identifiquen los puntos críticos con propuestas a aplicar. La incorporación de estudios sobre riesgos funcionales no sostenibles en los diferentes eslabones de la red de redes de cadenas alimentarias pueden detectar con antelación problemas venideros.
En este contexto, un grupo de expertos propuestos por todos los eslabones de la cadena, la Administración y la Academia podrían tomar sistemáticamente la “tensión funcional sostenible”, diagnosticar los problemas y proponer acciones a corto, medio y largo plazo.
Nos encontramos en un escenario donde todos los estamentos de la red de redes de cadenas alimentarias afrontan retos importantes:
Por ello, es fundamental que un organismo de confianza, objetivo y neutral analice las tensiones en las diferentes cadenas, con especial atención a los productos alimentarios básicos, e informe con transparencia y agilidad. Convendría crear así una red de alerta tanto a nivel nacional como de la UE e internacional para adoptar medidas conjuntas.
Por Julián Briz Escribano, catedrático emérito; Isabel de Felipe Boente, profesora jubilada de Economía y Desarrollo; y Teresa Briz, profesora contratada doctora, todos ellos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Artículo publicado de forma original en The Conversation.