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Estrategias de manejo de la mosca del olivo

Lunes 21 de julio de 2025
La Red Andaluza de Inspección y Alerta Fitosanitaria (RAIF) ha recordado que la mosca del olivo (Bactrocera oleae), considerada la plaga más importante del cultivo del olivo, pertenece al orden Díptera y sus larvas se alimentan de la pulpa del fruto. Esta actividad genera daños directos que afectan tanto al rendimiento como a la calidad del aceite, debido a la pérdida de peso del fruto, al deterioro del mismo y al aumento de la acidez del aceite obtenido. Por este motivo, según ha apuntado, su control resulta esencial en las zonas donde está presente.

En concreto, ha precisado que la incidencia de la plaga es mayor en zonas húmedas y frescas, que favorecen el desarrollo de sus distintas fases, mientras que en regiones con veranos secos y temperaturas elevadas la presión suele ser menor. Las altas temperaturas dificultan el desarrollo de las larvas y pueden reducir notablemente las poblaciones. La sensibilidad varía según las variedades cultivadas, siendo gordal, manzanilla y hojiblanca especialmente susceptibles, mientras que otras presentan mayor tolerancia.

La Guía de Gestión Integrada de Plagas del olivo recomienda un enfoque basado en medidas preventivas y culturales, como la conservación o implantación de especies vegetales como olivarda (Dittrichia viscosa), alcaparrera (Capparis spinosa) u otras, que contribuyen a albergar parasitoides y depredadores naturales de la mosca. La presencia de setos en las lindes también potencia la biodiversidad funcional y favorece el control biológico. Aunque opcionales, estas medidas son altamente recomendables como base de un manejo sostenible, según la RAIF.

Otras prácticas culturales incluyen la labranza del suelo tras la recolección, para eliminar pupas que permanecen enterradas durante el invierno, y la recolección temprana del fruto para interrumpir el ciclo de la generación otoñal, que es clave para la formación de las poblaciones del año siguiente. A su juicio, es importante evitar el exceso de abonado nitrogenado y de vegetación en la copa, que generan microclimas frescos favorables al insecto, así como regular el riego en verano para no favorecer su proliferación.

Las técnicas biotecnológicas disponibles, como el trampeo masivo y el método de atracción y muerte, consisten en colocar trampas con atrayentes específicos para adultos y, a menudo, con insecticidas, en una densidad determinada por hectárea. Estos métodos, según ha subrayado, ayudan a reducir la población adulta cuando se aplican de forma adecuada y coordinada, pero rara vez resultan suficientes por sí solos en zonas de alta presión de plaga, por lo que deben combinarse con medidas culturales y, en su caso, tratamientos fitosanitarios.

El control biológico mediante parasitoides naturales, que atacan principalmente fases larvarias y pupales, juega un papel complementario en el manejo integrado. Su eficacia depende de las condiciones agroecológicas y es mayor cuando las poblaciones de la plaga son bajas y la biodiversidad del entorno es alta. Aunque su capacidad para controlar brotes severos es limitada, contribuyen al equilibrio poblacional.

Por último, los tratamientos químicos autorizados por el Registro del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) deben reservarse como último recurso, priorizando los tratamientos cebo sobre los tratamientos totales siempre que sea posible, según ha apuntado. En regiones con veranos frescos y temperaturas máximas por debajo de 32 °C, donde la presión es alta, los tratamientos químicos pueden ser necesarios, combinados con las demás estrategias. Si se requieren varios tratamientos, es esencial alternar materias activas de diferentes familias químicas para prevenir resistencias.

En resumen, según la RAIF, la estrategia debe seguir una jerarquía lógica: primero las medidas culturales y preventivas, después las biotecnológicas y biológicas, dejando los tratamientos químicos únicamente cuando las poblaciones superen los umbrales económicos. Este enfoque integrado, en su opinión, asegura un control eficaz, sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

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