Entre los objetivos que persigue el Gobierno andaluz con estos incentivos se encuentra potenciar la competitividad y sostenibilidad de las empresas agroalimentarias a través del incremento de sus consumidores potenciales y la conquista de nuevos mercados. Así, la Junta de Andalucía busca también apoyar al sector en la mejora de la gestión de los procesos y la reducción de costes de producción; así como en el aumento de la seguridad y del valor añadido de los alimentos y bebidas que se elaboran en Andalucía.
Para lograrlo, se subvencionan inversiones de diversa índole como, por ejemplo, la construcción, adquisición y mejora de bienes inmuebles de carácter productivo; la compra e instalación de nueva maquinaria y equipos; o la adquisición y desarrollo de programas informáticos, patentes, licencias y marcas registradas. Además, estos incentivos también cubren costes generales de los proyectos de mejora relativos a honorarios de arquitectos, ingenieros y consultores; y la contratación de servicios de consultores externos y de certificación relacionados con la implantación de sistemas de gestión de la calidad.
De esta forma, las pymes y grandes empresas agroalimentarias andaluzas tendrán mayor facilidad para avanzar en la orientación de su producción a la tendencias del mercado actual; para mejorar tecnológicamente los procesos de manipulación y transformación de los alimentos; y para optimizar la presentación de los productos.
Asimismo, la Junta de Andalucía espera que estas ayudas respalden a las agroindustrias en otras cuestiones como su apuesta por la fusión o la integración en cooperativas para ganar posición de mercado; por invertir en el desarrollo de nuevos productos y en la diversificación de la oferta; o por mejorar su eficiencia energética y reducir el impacto ambiental de los procesos productivos.