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Herramientas de gestión predictiva para mejorar la rentabilidad en la olivicultura

Jueves 02 de junio de 2022

Las aplicaciones de planificación predictiva en olivicultura desarrolladas por empresas pioneras del sector como Sensonomic, y validadas en diferentes explotaciones y fincas experimentales, ofrecen unos resultados que ponen de manifiesto que la gestión efectuada con estas herramientas puede multiplicar por dos el beneficio y rentabilidad de la explotación.



Según Jenny Gustavsson, autor de Global Food Losses and Food Waste, un tercio de la producción de alimentos se pierde del campo a la mesa, una pérdida que se ve agravada en el caso de frutas y verduras, pudiendo llegar hasta el 50% de merma. Una planificación más eficiente de la cosecha puede aumentar y sostener la calidad de la producción, reduciendo las pérdidas previas al consumo y mejorando así la rentabilidad. No obstante, dicha planificación es imposible sin un conocimiento previo del estado de maduración del fruto.

Conocer de forma precisa el estado de maduración, por época y sectores, puede hacerse combinando la modelización basada en la simulación con el aprendizaje automático y la experiencia agrícola, con la finalidad de construir sistemas de apoyo a las decisiones agrícolas que estimen de forma automática el rendimiento de los cultivos y generen planes de recolección.

De la experiencia en el uso de la aplicación desarrollada por Sensonomic -que fue llevada a cabo en fincas del Grupo Innoliva y en la finca experimental de la consultora de Juan Vilar durante la campaña pasada- se ha deducido que mejora las condiciones de trabajo de los técnicos, facilitando la toma de datos agronómicos en tiempo real, así como los relativos a la previsión de cosecha. De este modo, no sólo aporta una mejora en la logística operacional de cultivo que permite ajustar y planificar la cosecha, sino que puede generar un aumento de hasta el 2% de aceite extraído, lo que, unido a la ventaja competitiva a nivel comercial de venta en contratos a futuros, la convierte en una herramienta óptima para lograr el objetivo de una agricultura plenamente digitalizada.

Y es que la optimización de los recursos posibilita un mejor conocimiento del momento y lugar de maduración de parcelas; optimiza el uso de recursos como el factor humano, combustibles o agua; y favorece una mayor obtención de aceite y una superior adecuación en la comercialización de graneles, lo que podría repercutir positivamente en la renta neta del agricultor, con incrementos que oscilarían entre 600 y 1.000 euros por hectárea y campaña -según la investigación realizada a tales efectos-, en función de la idiosincrasia de la explotación y los recursos, capacidades y tecnología de la almazara; así como de las cotizaciones imperantes en el mercado de elaboración de aceite de oliva.

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