La principal dificultad que se encontró en sus inicios como agente comercial especializada en aceite de oliva -entró en el sector con apenas 17 años para trabajar con su padre Rafael Gálvez, allá por 1978- fue el hecho de ser mujer. Sin embargo, “mucho más fuertes fueron mi inquietud ante los cambios que se producirían en el futuro, el entusiasmo por aprender con los que han sido mis mejores maestros y mi continuo espíritu de superación para ejercer mi profesión con la honestidad que este sector merece”. En relación a otras grasas vegetales, el del aceite de oliva es el mercado que más fluctuaciones registra en sus cotizaciones debido a varios factores: la climatología y el volumen de producción en cada campaña nacional e internacional, “que provocan una mayor o menor sensibilización en los precios”.
Aurora reconoce que, a lo largo de su dilatada trayectoria profesional -más de dos décadas de experiencia en el sector-, se ha encontrado con más oportunidades que obstáculos, en buena medida gracias a la creciente profesionalización del sector. “Quizás las bruscas oscilaciones de precio hayan podido provocar ciertas complicaciones a la hora de cerrar operaciones con algunos mercados, sobre todo con entregas aplazadas. Pero de las dificultades siempre he extraído una enseñanza que me ha ayudado a progresar”.
Aunque desconoce la casuística de todas las grasas comestibles, la administradora de Aurora Camacho Bróker apunta que, en los dos últimos años, “en el mercado del aceite de oliva hemos asistido a oscilaciones de precios de +/-300%. Obviamente, si observamos la curva de precios del aceite de oliva de los últimos 20 años comprobaremos que esta fluctuación es algo excepcional, y se ha producido debido a la baja producción de dos cosechas consecutivas, un hecho inédito, cuando normalmente puede existir una desviación estándar de +/-20%. Existen algunos otros casos inusuales de fluctuación de precios, por ejemplo en el aceite de girasol, con la vertiginosa subida producida cuando estalló la guerra de Ucrania”.
La especulación, el gran enemigo
“Los brókers tenemos que ser rápidos, no especulativos, sin juegos y transparentes -afirma-. El secreto está en las relaciones de confianza que se establecen con los clientes, proveedores y compradores. Ésa es una de las razones para organizar el encuentro bianual que llevamos a cabo en Dazeite Group”.
En cuanto a las dificultades que ha tenido que sortear, en primer lugar sitúa a las personas. “Hay que elegir con cuidado con quienes trabajar. Los especuladores, en mi opinión, hacen mucho daño al mercado. Por otro lado, el del aceite de oliva es un negocio por lo general limpio, pero cuando por alguna razón existen discrepancias de calidad entre lo comprado y lo entregado muchas veces entramos en una guerra innecesaria hasta que se soluciona el tema, aunque hasta cierto punto es normal por todo el dinero involucrado en el negocio”.
Rita se dedica sobre todo al aceite de oliva y apenas mueve otras grasas -algo de girasol, soja y aguacate- en volúmenes muy inferiores a los del oro líquido. En su opinión, el hecho de que sea una de las grasas más valoradas provoca que el precio pueda sufrir fluctuaciones tan elevadas de una semana a otra, como está ocurriendo en estas dos últimas campañas. “Además, se trata de un sector altamente especulativo y sin regulación a nivel económico, lo que explica esta inestabilidad”, concluye.