La evaluación de la calidad de la dieta se realizó mediante el cuestionario MEDAS (Mediterranean Diet Adherence Screener) del estudio PREDIMED, el régimen alimenticio de 305 personas diagnosticadas con COVID persistente en Atención Primaria de Salamanca o en las consultas monográficas de Medicina Interna, y al tiempo se fueron analizando la presión arterial, la glucemia, los triglicéridos, el colesterol, el índice de masa corporal o los niveles basales de ácido úrico.
Adherencia a la Dieta Mediterránea
“Dividimos a los pacientes en tres tertiles según su grado de adherencia a la Dieta Mediterránea y medimos su relación con factores del síndrome metabólico y con el riesgo cardiovascular, y realmente vimos algunos efectos positivos en aquellos con mayor seguimiento de esta dieta, lo que nos permite intentar hacer una intervención en este ámbito para ver si logramos una mejora clínica”, ha asegurado la primera firmante del artículo e investigadora de APISAL, la doctora Nuria Suárez Moreno.
El segundo de los artículos publicados en Nutrients evaluó la relación entre el consumo de alcohol, la estructura vascular y la rigidez arterial en adultos con covid persistente. Del mismo modo, en este estudio descriptivo transversal en 305 personas (97 hombres y 208 mujeres) se establecieron tres grupos según los tertiles de consumo de bebidas alcohólicas y “fue muy significativo comprobar que, respecto a los que no bebían nada, los que mostraban una ingesta elevada presentaban peores parámetros vasculares, y tener las arterias más rígidas y con más grosor es claramente un factor de riesgo de episodios cardio y cerebrovasculares”, tal y como ha explicado la primera autora del manuscrito e igualmente investigadora de APISAL, Silvia Arroyo Romero.
Proyecto BioICOPER en COVID persistente
Ambas publicaciones se enmarcan en el ambicioso proyecto BioICOPER, cuyo protocolo de investigación también fue reseñado en la revista Frontiers, y con el que se pretende, desde un enfoque multifactorial, arrojar un poco de luz hacia el COVID persistente, en la que todavía “hay muchas incertidumbres, tanto para los pacientes, que padecen síntomas muy variados y de manera fluctuante, como para los profesionales sanitarios, que se enfrentan a una enfermedad desconocida a nivel fisiopatológico sobre la que hay muchas teorías pero pocas certezas”, ha asegurado el doctor Manuel A. Gómez Marcos.
Con este objetivo, se ha estado realizando una evaluación integral de los más de 300 pacientes diagnosticados con COVID prolongado con diferentes escalas sobre fatiga, sueño, disnea, calidad de vida, atención, estado nutricional y fragilidad, así como sus estilos de vida (dieta, actividad física, hábito tabáquico y consumo de alcohol), factores psicológicos y deterioro cognitivo.
Igualmente se han tomado medidas sobre el riesgo cardiovascular, la composición corporal, el envejecimiento vascular e incluso la presencia de daño vascular en la retina. Además, para intentar esclarecer la fisiopatología de la enfermedad, más allá de la lesión del endotelio que provoca la infección por SARS-Cov-2 y que media la cascada inflamatoria y trombótica, se está trabajando con el Grupo de Investigación Biomédica en Infección Respiratoria (BioSepsis) del IBSAL, que dirige el doctor Jesús Bermejo, para encontrar biomarcadores específicos que estén detrás de la covid persistente; o con el grupo de Proteómica Funcional y Nanomedicina, coordinado por el doctor Manuel Fuentes, también en el IBSAL, que cuenta con una plataforma para el análisis masivo y simultáneo de proteínas para estudiar cuáles pueden estar alteradas en estos pacientes.
“La clave de la investigación es intentar aclarar los sistemas u órganos afectados en los pacientes con covid persistente, porque en las pruebas básicas no hallamos ninguna anomalía, pero la realidad es que las personas que la sufren muestran gran cantidad de síntomas como son fatiga, disnea, confusión mental… En este estudio no solo evaluamos la clínica, los patrones o los hábitos de vida, vamos a analizar las células en busca de biomarcadores que finalmente nos den alguna clave para mejorar los tratamientos ante una enfermedad en la que se han descrito más de 200 síntomas”, ha concluido la doctora Elena Navarro Matías, investigadora de APISAL y responsable en la Gerencia de Atención Primaria durante toda la fase aguda de la pandemia por COVID-19.
El equipo firmante de estos estudios pertenece a la Unidad de Investigación de Atención Primaria de Salamanca (APISAL), del IBSAL; al Departamento de Medicina y el Departamento de Ciencias Biomédicas y Diagnósticas de la Universidad de Salamanca; al Servicio de Salud de Castilla y León, SACYL; al Servicio de Urgencias del Hospital Universitario de La Paz de Madrid; a la Red de Investigación en Cronicidad, Atención Primaria y Promoción de la Salud (RICAPPS); y al Servicio de Hospitalización a Domicilio del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander.