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"Aceite procedente de Olivar Tradicional Español", un paraguas común para comunicar los beneficios sociales y ambientales del olivar tradicional

Miércoles 10 de diciembre de 2025
La Asociación del Olivar Tradicional Español (ASOLITE) ha destacado que los usuarios de la marca colectiva "Aceite procedente de Olivar Tradicional Español" representa la vanguardia de un cambio profundo en el sector oleícola: productores y envasadores "que han decidido convertir el olivar tradicional en una propuesta de valor diferencial, y no en un lastre de costes".

Se trata de agricultores, almazaras y marcas que se organizan en torno a esta asociación para defender una forma de producir aceite ligada al territorio, al paisaje y a la sostenibilidad, y que necesitan comunicar esa identidad con un sello común fácilmente reconocible por el mercado.

La marca colectiva “Aceite procedente de Olivar Tradicional Español” es un distintivo registrado que identifica aceites de oliva vírgenes y vírgenes extra obtenidos exclusivamente de olivares tradicionales en España, con requisitos técnicos concretos sobre marco de plantación, pendiente, mecanización y manejo.

Nace impulsada por ASOLITE "con el objetivo de diferenciar estos aceites frente a los procedentes de olivares intensivos y superintensivos, aportando un relato claro de calidad, impacto social y ambiental".

Los primeros usuarios de la marca son pequeñas y medianas empresas productoras y envasadoras que ya venían apostando por el AOVE de alta calidad y por la singularidad del olivar tradicional. Entre las primeras firmas acreditadas figuran, según ha precisado ASOLITE, marcas como Hojanegra, Uno (Un aceite bueno), Paseo de Olivo, Verde Íbero, Oro Tradicional y Olivasur Natural, todas ellas con una fuerte vinculación a territorios olivareros de interior y a un relato de origen.

La asociación ha precisado que el perfil tipo es el de un productor que ya ha hecho el tránsito desde la venta a granel a la comercialización envasada y que entiende que su ventaja competitiva no es el precio, sino la combinación de calidad, paisaje y autenticidad. "La adhesión a la marca colectiva le permite reforzar ese posicionamiento, alinearse con otros operadores con valores similares y disponer de un paraguas común para comunicar los beneficios sociales y ambientales del olivar tradicional al consumidor final y a la distribución", ha añadido.

Los usuarios persiguen una clara diferenciación en el lineal y aspiran a capturar un mayor valor añadido por litro, apoyándose en atributos como la fijación de población al territorio, la conservación de la biodiversidad, la lucha contra la desertificación y la preservación de un paisaje cultural milenario, todos ellos explícitamente asociados al olivar tradicional.

La marca colectiva se dirige especialmente a dos segmentos en crecimiento: el consumidor foodie y el consumidor “mainstream+” que empieza a valorar el AOVE como un producto de alta gama, vinculado a salud, placer gastronómico e identidad cultural.


Retos y oportunidades para los usuarios

Entre los principales retos, según ASOLITE, figuran "el bajo nivel de conocimiento del consumidor sobre categorías comerciales, perfiles sensoriales y atributos diferenciales del AOVE, así como la presión del precio en un contexto de volatilidad de costes y cambios en los hábitos de cocina, especialmente entre las generaciones más jóvenes".

Como oportunidad, a su juicio, los usuarios de la marca colectiva pueden ocupar un espacio propio en la mente del consumidor: "el del aceite que no sólo es excelente en copa, sino que además preserva pueblos, paisajes y una forma de vida, algo especialmente valioso para mercados sensibles a la sostenibilidad y al origen, dentro y fuera de España".

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