La RAIF explica que cuando se habla de biodiversidad de enemigos naturales, se hace referencia a la variedad de organismos (depredadores, parasitoides, patógenos y otros agentes biológicos) que regulan de forma natural las poblaciones de plagas. En su opinión, su conservación y mejora son esenciales para la Gestión Integrada de Plagas y para la sostenibilidad de los agroecosistemas (ecosistemas naturales modificados artificialmente por el ser humano), sobre los cuales se ha ejercido una gran transformación y presión de selección en relación con los organismos que originalmente los constituían, al favorecer el equilibrio biológico y reducir la necesidad del uso de productos fitosanitarios.