Como no podía ser de otra manera, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) participa como patrocinador institucional en este Congreso con la marca #AlimentosdEspaña, nuestra estrategia de promoción que persigue mejorar, a través de campañas como “El país más rico del mundo”, el posicionamiento de nuestro sector agroalimentario.
Nuestro aceite de oliva, fundamentalmente por su calidad, tiene un lugar central en nuestra Estrategia Nacional de Alimentación, que no pretende otra cosa que consolidar a España como referente mundial de la excelencia alimentaria, articulando un sistema alimentario integral, sostenible y competitivo, profundamente arraigado en el territorio, basado en la diversidad y en la producción de alimentos saludables, accesibles y de alta calidad, reconocidos y valorados por la ciudadanía de todo el mundo.
En cifras, la magnitud es elocuente. Contamos con 2,8 millones de hectáreas, el 24% del olivar mundial, y una producción estimada en la campaña 2024/25 de 1,42 millones de toneladas, lo que supone más del 40% de la producción global, lo que sitúa a España como el primer productor de aceite de oliva del mundo.
Y, sin embargo, esta posición de liderazgo nos obliga a ser ambiciosos: nuestro objetivo es llegar a comercializar a nivel mundial 4 millones de toneladas antes del año 2040. Para ello vamos a abrir nuevos mercados y garantizar la rentabilidad de los agricultores, la industria y la distribución.
La vocación exportadora del sector olivarero es, además, ejemplo de dinamismo y de capacidad de adaptación. España ha alcanzado en esta campaña un récord histórico de exportación al superar los 6.000 millones de euros, a pesar de haber exportado en volumen algo menos que en otras campañas. Esto significa que hemos conseguido más valor por lo exportado. Aunque estamos presentes en más de 150 países, debemos defender nuestra posición en mercados estratégicos como Estados Unidos y abrir nuevos mercados como Mercosur, Japón, Corea, Canadá, Reino Unido y la Unión Europea. Nuestro potencial es enorme.
Conviene recordar que el aceite de oliva no es únicamente un producto de excelencia gastronómica, sino también un alimento esencial para la salud. Numerosos estudios científicos así lo atestiguan. La Dieta Mediterránea, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, lo ubica en el centro de gravedad de su pirámide por ser “el aceite de la naturaleza que mejor alimenta a la humanidad” -en palabras de Palas Atenea-. Así, cada vez que hablamos e intercambiamos experiencias y conocimiento sobre el aceite de oliva, como en el Congreso de MMUNDOLIVAR, estamos fomentando hábitos de vida saludables y responsables.
No debemos descuidar en cualquier caso aquellos aspectos en los que el aceite debe mejorar. Una prioridad del Ministerio es garantizar el precio justo para nuestros agricultores. Para ello es clave el papel de las cooperativas, las empresas del sector y el trabajo de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español.
Por otro lado, hay que atender al consumo interno, que ha experimentado oscilaciones en los últimos años, condicionado fundamentalmente por el precio y los cambios en los hábitos de consumo. Creemos que es preciso redoblar los esfuerzos en promoción, como hacía mención antes, y también en educación alimentaria, tanto en los centros de enseñanza como en los hogares, para que el conjunto de la sociedad comprenda el valor nutricional, cultural y medioambiental de nuestro aceite de oliva.
Igual de importante es la dimensión medioambiental del olivar. En un contexto marcado por el cambio climático, el sector se enfrenta a retos no menores, como la gestión eficiente del agua, el cuidado del suelo o el mantenimiento de la biodiversidad. Avanzar, por tanto, en sostenibilidad significa asegurar el futuro de miles de familias, garantizar la competitividad de nuestras explotaciones y responder a la creciente demanda de los consumidores, cada vez más concienciados sobre el origen y la forma de elaboración de los alimentos que adquieren.
Entre todos hemos sabido hacer de la calidad la seña de identidad de nuestro aceite de oliva; no en vano las 31 DOPs y 2 IGPs proyectan al mundo la excelencia de nuestra olivicultura y elaiotecnia.
Somos, tanto la Administración como el propio sector, responsables de preservar esa herencia alimentaria y cultural y continuar proyectándola hacia el futuro, para seguir lanzando en cada litro de nuestro aceite de oliva un mensaje universal: calidad, salud y sostenibilidad al servicio del mundo.