En el mayor estudio realizado a nivel mundial sobre la biodiversidad del olivar, investigadores de la Universidad de Jaén (UJA) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) -socios del proyecto LIFE Olivares Vivos- han medido la biodiversidad en 40 olivares andaluces (20 demostrativos y 20 control) de muy diversa tipología. Los resultados avalan la efectividad del modelo y refrendan la importancia del olivar para la conservación de la biodiversidad en Europa, según han informado sus impulsores.
En los olivares que en 2016 iniciaron la reconversión a Olivares Vivos, el número de especies de los grupos estudiados (aves, hormigas, abejas y plantas) se incrementó entre un 7 y un 12% y su abundancia aumentó en un 40% respecto a los olivares control.
La modelización a partir del análisis de todos los resultados de biodiversidad recogidos en este proyecto LIFE indica que esta recuperación, alcanzada en sólo tres años, podría llegar a medio plazo hasta el 35%. “Estas cifras nos dan una idea del extraordinario impacto en la conservación de la biodiversidad que tendría la extensión y popularización de este nuevo modelo de olivicultura”, ha destacado SEO/BirdLife, coordinador del proyecto.
Tras un año entero de seguimiento y el análisis de más de 260.000 registros de campo, en octubre de 2018 se presentaron los resultados de la medición inicial de biodiversidad de los 40 olivares seleccionados en el LIFE Olivares Vivos, prospectados en la temporada 2016/17.
Las principales conclusiones fueron que, el olivar, a pesar de que ha perdido buena parte de su biodiversidad en las últimas décadas, aún alberga en su conjunto una notable diversidad de flora y fauna y tiene un gran potencial para recuperarla.
A lo largo del proyecto LIFE, en estos 40 olivares andaluces se han encontrado 180 especies de aves, 60 especies de hormigas, 200 especies de abejas silvestres y más de 750 especies de plantas, entre ellas, una nueva especie para la ciencia, Linaria qartobensis.
Rentabilidad para el agricultor
En cuanto a la rentabilidad, la hipótesis de partida era que la recuperación de biodiversidad se transforma en rentabilidad a partir de tres vías principales: el ahorro de insumos, el pago por servicios ambientales y el valor añadido de sus producciones.
El ahorro de insumos debe producirse por el aumento de servicios ecosistémicos, es decir, por los servicios que presta la biodiversidad, por ejemplo, conservando y mejorando la fertilidad del suelo o controlando de forma natural plagas y enfermedades. El esquema de certificación de Olivares Vivos no restringe el uso de agroquímicos más allá de evitar el abuso y las malas prácticas (entre otras cosas, porque este abuso impediría el incremento de la biodiversidad). Sin embargo, el simple hecho de hacer un uso racional de estos insumos y comprobar que en muchos casos ya no son necesarios, hizo que el uso de agroquímicos se haya reducido en los olivares demostrativos durante el proyecto LIFE en un promedio del 22%. Si a este ahorro se suma que, tras comparar la evolución de la productividad de los olivares vivos con la del resto de olivares en su contexto geográfico, se ha demostrado que no afecta a la productividad.
Respecto al pago por servicios ambientales, la PAC cada vez está más ligada a la compensación económica por estos servicios y, en este sentido, está claro que los olivares vivos estarán mucho mejor posicionados para recibir las ayudas de la PAC ligadas a ecocondicionalidad, eco-esquemas y ayudas agroambientales. Según Marifé Bruque, olivarera participante en este proyecto LIFE, “la conversión a olivares vivos no representa ninguna merma en la productividad de la plantación (en mi caso, se ha incrementado) y representa un ahorro en agroquímicos. Pero lo más importante es la sensación de haber mejorado nuestra forma de cultivar la tierra y el valor añadido de la biodiversidad, que nos está permitiendo incrementar el precio de la aceituna a través del aumento de la demanda de los AOVE obtenidos de nuestro olivar”.
En lo relativo al valor añadido, José Eugenio Gutiérrez, delegado de SEO/BirdLife en Andalucía y coordinador del proyecto, ha destacado que “los AOVE producidos en estos olivares vivos, aparte de los beneficios para la salud que ya de por sí tienen, también representan una contribución certificada a la conservación de la biodiversidad. Es decir, son saludables por partida doble, contribuyendo a la salud humana, pero también a la salud ambiental, las dos caras de una misma moneda”.
Un sello para ser identificado por los consumidores
Para trasladar el valor añadido de la biodiversidad a los aceites de oliva vírgenes extra, se está poniendo a punto el esquema de certificación del sello Olivares Vivos, que garantizará al consumidor que el AOVE que lleva este sello se ha producido en olivares en donde se han recuperado especies de flora y fauna. Por el momento, solo lo llevan los AOVE producidos en los olivares demostrativos del proyecto LIFE pero, a partir de este verano, cualquier olivicultor podrá iniciar el proceso de certificación en Olivares Vivos.
“Gracias a este proyecto LIFE, ahora disponemos de un modelo de olivicultura que funciona y que en muy poco tiempo recupera biodiversidad de forma contrastada. Las olivareras y olivareros han mostrado su interés por este nuevo modelo de olivicultura y ya tenemos más de 600 olivicultores interesados en la certificación de sus olivares. Ahora, sólo falta que los consumidores apoyen esta nueva forma de olivicultura con sus decisiones de compra. Por nuestra parte vamos a hacer todo lo posible para acelerar la replicación de Olivares Vivos por toda la Cuenca Mediterránea y transferirlo a otros cultivos. Pero lo más importante ahora es seguir trabajando para conseguir que los ciudadanos conozcan este sello y todo lo que representa.”, ha concluido José Eugenio Gutiérrez.