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España domina el mercado británico de aceite de oliva

Lunes 01 de septiembre de 2025
Según un estudio de ICEX España Exportación e Inversiones, nuestro país continúa siendo el principal proveedor de aceite de oliva de Reino Unido, con una posición destacada tanto en volumen como en valor. En 2024, más del 60% de las importaciones británicas procedieron de España, lo que subraya el peso estratégico de las empresas españolas en un mercado maduro, pero aún con oportunidades de crecimiento.

En concreto, durante el pasado año, España representó el 67,36% de las importaciones de aceite de oliva en e Reino Unido, mientras que Italia aportó el 24,48%. Aunque el resto de los países tienen una presencia menor, Grecia ha logrado consolidarse como un actor emergente, alcanzando una cuota de casi 6% en 2024, tras un aumento acumulado del 479% en sus exportaciones a Reino Unido desde 2019.

En cuanto a la evolución de los dos grandes exportadores, España ha incrementado su cuota de mercado en los últimos años, pasando del 59,42% en 2019 al 67,36% en 2024, lo que refuerza su liderazgo. Por contraste, Italia ha experimentado una disminución, reduciendo su participación del 29,24% en 2019 al 24,48% en 2024, según detalla este estudio.

El aceite de oliva conserva una posición de liderazgo entre los aceites vegetales consumidos en Reino Unido

El informe de ICEX destaca que la posición dominante de España se mantiene a pesar de un entorno caracterizado por una fuerte competencia internacional, una elevada inflación alimentaria y un consumidor cada vez más exigente y sensible al precio.

Reino Unido es un mercado sin producción local significativa de aceite de oliva, lo que lo convierte en un importador neto. El consumo ha mostrado una tendencia dual en los últimos años, por lo que mientras que el valor del mercado ha experimentado un notable crecimiento, impulsado principalmente por el aumento de los precios, el volumen ha sufrido un retroceso, pasando de 85.000 toneladas en 2020 a 62.000 t. en 2023. Esta evolución refleja la presión sobre el poder adquisitivo de los consumidores británicos, así como una progresiva adaptación de sus hábitos de compra a formatos más pequeños, marcas blancas o productos alternativos más económicos.

Pese a esta evolución, el aceite de oliva conserva una posición de liderazgo entre los aceites vegetales consumidos en Reino Unido. En 2024 alcanzó una cuota de mercado del 40% en valor, por delante de otros aceites como el aceite de girasol y el de colza.

Asimismo, según este estudio, el sector se caracteriza por una distribución altamente concentrada en el canal retail, dominado por grandes cadenas como Tesco, Sainsbury's, Asda o Waitrose. Las marcas de distribución juegan un papel clave en la comercialización del producto, muchas de ellas envasando aceite español bajo su propia etiqueta. "Esto refuerza el liderazgo de España en el suministro, aunque reduce la visibilidad de las marcas comerciales españolas en el lineal", añade.

Paralelamente, el canal Horeca y el comercio electrónico ofrecen espacio para aceites diferenciados, con valor añadido, procedentes de marcas españolas con atributos específicos: origen certificado, producción ecológica, DOP, formatos sostenibles o posicionamiento gourmet.

Entre los factores positivos para la empresa española, el estudio destaca el conocimiento y buena imagen del aceite de oliva español, su liderazgo en cuota de mercado, la familiaridad del consumidor británico con la cocina mediterránea y la existencia de canales de distribución consolidados para el producto. Además, el comercio entre España y Reino Unido sigue beneficiándose del acceso libre de aranceles gracias al Acuerdo de Comercio y Cooperación firmado entre ambas partes tras el Brexit.

No obstante, apunta que el mercado también plantea riesgos y desafíos: la elevada concentración del canal de distribución retail otorga un fuerte poder de negociación a los principales operadores, el consumidor británico mantiene una alta sensibilidad al precio, las subidas de costes han erosionado los márgenes de beneficio y el entorno normativo post-Brexit exige una adaptación continua por parte de los exportadores, especialmente en lo relativo al etiquetado, la documentación sanitaria y las declaraciones de origen.

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