Las fiestas navideñas no han hecho más que acabar de paralizar la práctica totalidad de los mercados aceiteros españoles, que desde hacía ya varias semanas venían acusando una recesión constante de los precios, a razón de 5 pesetas por semana, e incluso por jornada, en algunos casos. Apenas existe demanda en estas fechas y las escasas operaciones que se realizan se resumen en la retirada del producto adquirido con anterioridad por parte de los compradores, que mantienen su tira y afloja con el vendedor para conseguir obtener el aceite al precio más barato posible. Al parecer, durante el mes de enero podrían alcanzar sus cotas más bajas, por lo que se augura ese momento como el más ventajoso para el comprador. <br />Mientras tanto, la cosecha avanza a marchas forzadas, animada por la buena climatología que facilita el trabajo. A pesar de que los rendimientos a estas alturas no alcanzan los porcentajes deseados, las estimaciones oficiales vaticinan una campaña más generosa que la precedente, aunque ya hay voces que se lamentan de lo contrario. <br />En Jaén y Granada las cotizaciones del refinable y del virgen para envasar caían 5 pesetas con respecto a la anterior semana y se situaban en 390 ptas./kg. (2.344 €/t.) y 395 ptas./kg. (2.374 €/t.), respectivamente. Por su parte, el refinado se desplomaba 10 pesetas y se rebajaba hasta las 415 ptas./kg. (2.494 €/t.). El virgen extra ni siquiera cotizó. <br />En la provincia de Córdoba sucedió algo muy similar. Los precios del refinable y el refinado se resentían 5 pesetas, mientras que el virgen para envasar no se movía de las 400 ptas./kg. (2.404 €/t.). <br />En el mercado de Sevilla, los precios también caían entre 5 y 10 pesetas, dependiendo de la calidad del aceite, aunque aguantaban mejor las embestidas propinadas por la ausencia de compradores que en otras provincias. La media de sus precios fue ligeramente superior a la media general, a excepción de la plaza de Barcelona, donde nada cambió con respecto a la anterior semana. <br />El resto de mercados nacionales no se dejó llevar por el frenesí consumista propio de estas fechas e invitó a los diferentes agentes implicados a la reflexión y a la calma, tal y como recomienda el auténtico espíritu navideño. <br />