“Un símbolo de victoria, paz, reconocimiento y fraternidad”. Así definió el olivo Mario Vargas Llosa, que fue el encargado de brindar el pasado viernes el V Pregón del Nacimiento del Primer Aceite de Oliva del Mediterráneo. El escritor peruano pronunció un espectacular discurso en el auditorio natural de El Coto- Las Canteras de dicha localidad, en el marco de un acto que, desde hace cinco años, lleva organizando la Sociedad Agraria de Transformación Santa Teresa de Osuna, productora de la marca de aceite de oliva virgen extra <i>1881</i> y donde, en tan loable iniciativa, colabora el Ayuntamiento de Osuna.<br /><br />Las paredes de este espectacular espacio y las más de 700 personas que se dieron cita para presenciar este acto, convertido ya en todo un ritual en estas fechas en Osuna, se empaparon del más puro estilo literario del escritor peruano, quien supo mostrar su sabiduría literaria a la hora de ensalzar los valores del aceite y sus excelencias a lo largo de siglos de historia.<br /><br />Previamente a su discurso, el autor de <i>Conversación en la Catedral y La Ciudad y los perros</i> plantó el tradicional olivo en el patio del sepulcro ducal de La Colegiata, donde prosperan los ejemplares plantados por otros ilustres antecesores como José Manuel Caballero Bonald, Jesús Quintero, Antonio Gala o Manuel Vicent. <br /><br />Ya en el Coto- Las Canteras, y antes de que comenzara su pregón, la alcaldesa de Osuna, Rosario Andújar, dedicó unas palabras al autor y destacó la importancia del aceite en Osuna y en nuestra cultura y agradeció a Vargas Llosa que hubiera aceptado ser pregonero de este especial nacimiento. Tras ella, se colocó en el atril el periodista y presentador de "Tierra y Mar", Ezequiel Martínez, quien supo expresar en las palabras exactas su cometido en una extraordinaria exposición sobre el pregonero y protagonista de la noche.<br /><br />Sin más dilación, Vargas Llosa comenzó su exposición evocando a Azorín, “el gran prosista de las cosas pequeñas y esenciales”, que llegó a sobrevivir en épocas de penurias con un simple panecillo untado en aceite. Y a partir de esta anécdota libresca, pasó a exaltar el aceite como “uno de los emblemas de la cultura universal”. <br /><br />De hecho, apostilló, este “exquisito elixir” está presente tanto en los versos de Homero como en el infierno de Dante, igual de útil para achicharrar invasores que para el suplicio del pecador. “No es casualidad que el aceite que castiga la lujuria en cisterna oleaginosa sea la misma que participa en todas las ceremonias eróticas”, apuntó. <br /><br />El escritor y académico de Arequipa prosiguió enumerando los distintos cometidos que ha tenido el aceite a lo largo de su historia, desde el bálsamo que alivia las heridas hasta su uso como arma defensiva para escurrirse del abrazo letal del enemigo. “El aceite acompaña al hombre en todos los deportes que practica, desde el más terrible de la guerra hasta los más inocuos y gentiles del amor”. <br /><br />Asimismo, recordó su presencia en todas las religiones. “Desde las más primitivas a las más evolucionadas, todas han hecho del aceite un elemento fundamental para sus liturgias”, explicó. De hecho, el propio árbol del olivo es “un personaje inevitable en las mitologías, en la tumba de los faraones, en la Grecia de Helena y Ulises, en la Biblia, en el llanto de Cristo en Jerusalén. Para judíos, musulmanes y cristianos, es un árbol familiar y querido como lo fue antes para adivinos, magos y chamanes. Según dice la tradición, el olivo no muere nunca, es un símbolo de eternidad”, agregó. <br /><br />Tampoco olvidó este eterno candidato al premio Nobel de señalar el importante papel del aceite en la industria farmacéutica y cosmética. “Sin los ungüentos que se han ido creando a partir de él, no serían tan bellos esos rostros que nos exaltan y esos cuerpos como el de aquella muchacha de uno de los cuentos de Las mil y una noches que fue minuciosamente untada de esencias aceitosas antes de ser entregada a su enamorado”. <br /><br />Vargas Llosa destacó también los quehaceres bienhechores y virtuosos del aceite, al que calificó como "un ciudadano universal, un ser sin fronteras que se adapta a donde lo llevan y se entrega con generosidad a todos quienes le abren sus brazos”.<br /> <br />Por último, no olvidó el escritor señalar que el aceite "pudo ser oriundo de la antigua Mesopotamia, pero todas las culturas tienen derecho a reclamarlo como suyo". "El olivo es un ejemplo de versatilidad y don de gentes que las gentes deberían imitar”, agregó el escritor.<br /><br />Finalmente, Vargas Llosa agradeció al aceite, en nombre de todos los escritores, su concurso en otro invento decisivo, la lamparilla de aceite “la primitiva veladora que rompió las tinieblas y desanimalizó al ser humano”, apostilló. “Por todo ello, la hermosa y centenaria villa de Osuna, al celebrar ese aceite de oliva, más que un acto de reconocimiento y gratitud hace un acto de justicia”.<br /><br /><B>Agradecimientos</B><br /><br />Vargas Llosa cerró su pregón dando las gracias a Osuna y recibiendo el aplauso de todo un auditorio que se llenó de personas vinculadas al mundo del olivar y del aceite, de instituciones políticas, entre las que se encontraba el delegado provincial de Agricultura de la Junta de Andalucía, Francisco Gallardo, representantes de asociaciones y periodistas de numerosos medios de comunicación.<br /><br />La organización del Pregón del Nacimiento del Primer Aceite de Oliva del Mediterráneo, que cada año se hace bajo el auspicio de 1881, coincide con la elaboración de ese primer aceite del año que nace de la almazara de la cooperativa Santa Teresa, por lo que al finalizar el acto se entregó a todos los asistentes una botella de este primer aceite y de un libro editado con el pregón del año pasado pronunciado por Antonio Gala.<br /><br /><a href= http://www.mercacei.com/foros/index.php target= “blank”> <b>Opine sobre esta noticia en nuestro foro</b></a><br />