REFLEXIÓN AEMO: La crudeza de un mercado sin alma ocasiona una crisis sin precedentes en el olivar español

Los datos de producción al alza y de consumo a la baja relativos al primer mes de la presente campaña, noviembre, han provocado una brusca bajada sobre unos precios que ya eran bajos. Todo ello en un mercado que, en cualquier caso, se mantiene parado y con contadas y pequeñas operaciones, que en ocasiones parecen tendentes a crear desánimo entre los productores, operaciones psicológicas que buscan situar el punto de partida en cotas muy bajas, a partir de ahí cualquier subida será “celebrada” y animará a la venta. Si bien es cierto que la producción de aceite de oliva en noviembre es la más alta de las últimas campañas (97.300 t.), no creemos que se pueda proyectar esta tendencia en los meses siguientes puesto que existen indicios claros de que la recolección se está adelantando. La cosecha se está concentrando cada vez más en los meses de noviembre y diciembre y será a partir de los datos de enero cuando se pueda hablar con fundamento sobre la verdadera cosecha 2008/09, es decir si proyectamos los dos primeros meses según porcentajes de años anteriores probablemente cometamos un error. El consumo de noviembre, por otro lado, desciende un 5% en España siguiendo la tendencia del resto de productos agroalimentarios que por primera vez en este siglo descienden porcentualmente sus ventas. Efecto éste último relacionado con la crisis que atraviesa la economía general. También, y por la misma causa, descienden tímidamente las exportaciones. Todo esto ocurre, paradójicamente, en unos tiempos en que el aceite de oliva tiene la mejor prensa de su historia, donde las evidencias médicas sobre los efectos saludables del zumo de aceituna aparecen cada día publicadas y ensalzadas por los grandes medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales. Entre informes interesados y distintas predicciones de cosecha no parece que 100.000 o 200.000 toneladas de más o de menos, que es la diferencia que nos muestran, justifiquen tan brutal descalabro de precios, descalabro que generará pérdidas traumáticas en un porcentaje muy importante de explotaciones olivareras de nuestro país. Y si el problema fuera realmente ese excedente y las consecuencias socioeconómicas tan graves, nos aventuramos a exponer alguna fórmula que saque del mercado esos supuestos excedentes, lo cual no resultaría difícil. Por ejemplo, una opción sería destinar a biodiésel 200.000 t. de los aceites lampantes de menor calidad, ésta cantidad de aceite produciría más de 200 millones de litros de biocombustibles listos para proveer a los propios tractores de los olivareros. Esto, en un año como el actual, supondría aproximadamente un 15% de la producción y el 99% de las almazaras españolas producen ese porcentaje de aceite lampante que irremediablemente iría a refinería y nos consolaremos afirmando que nunca sería un virgen de consumo directo. Sería aceite de oliva refinado y como en los últimos tiempos nos afirman que es un commodity pues estará sujeto a las derivaciones que están sufriendo otros commodities como el cereal o las oleaginosas. Con esta medida, el equilibrio del mercado establecería el precio justo por un kilo de aceite que podría rondar los 2,5 euros a partir de ahí habría que seguir ganando mercado año tras año y elevar la demanda mundial progresivamente para que se igualara a la oferta, pero mientras tanto los olivicultores tendrán que seguir cultivando sus tierras para comer y pagar sus facturas. La cuenta, a modo de ejemplo y simplificando, es fácil: - Situación A: 1.300.000 t. x 1.800 €/t. = 2.340 millones de euros. - Situación B: 1.100.000 t. x 2.500 €/t. = 2.750 millones de euros + 200 millones de litros de biodiésel. La articulación podría realizarse mediante la firma de un compromiso de los olivareros para destinar un porcentaje de su producción a biodiésel, a cambio del mismo se le suministrarían cheques de combustible por la cantidad que le correspondiera. Asimismo, el mundo cooperativo y las asociaciones agrarias serían una herramienta idónea para articular una fórmula como ésta u otra alternativa. La Unión Europea también tendría que ver bien esta opción puesto que supone una aportación adicional a la producción de biocombustibles en su territorio. Es sólo una reflexión editorial, pero de reflexiones se alimenta el mercado. Opine sobre esta noticia en nuestro foro