Hace ya veintinueve años que el, por entonces alcalde de Martos, Antonio Villargordo Hernández, se le ocurrió la idea de celebrar una fiesta en honor a los aceituneros del municipio. Lejos de quedar en algo puramente anecdótico, el evento se fue consagrando, año tras año, y hoy ya nadie concibe un 8 de diciembre en Martos sin la celebración de una serie de acontecimientos que marcan la Fiesta de la Aceituna.<br /><br />Se celebran varios actos institucionales, pero, sin duda, el más popular y el que más interés despierta, es el del reparto del “kit” aceitunero, una bolsa que se ha ido perfeccionado año tras año y en la que no falta una botellita de aceite de la primera prensada de la temporada, un bollo de pan, una bolsita de aceitunas, bacalao y una botella de agua. Hasta 8.000 llegaron a repartirse ayer al gentío marteño, que ponía al mal tiempo buena cara y que aguardaba pacientemente la cola para degustar su hoyo aceitunero.<br /><br />La alcaldesa de Martos, Sofía Nieto; la consejera para la Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro -pregonera de este año- y toda la comitiva de delegados de la Junta que las acompañaban degustaron también un enorme pan al que se hizo, como su nombre indica, un hoyo en el centro donde se echó un buen chorro de aceite. <br /><br />El “oro líquido” procedía de las primeras prensadas que se han realizado en las cooperativas del pueblo este año, con métodos totalmente mecanizados. Pero, igual que hace 30 años, ayer también volvió a salir aceite de oliva de una vieja prensa de husillo a la que los maestros de molino se afanaban en dar vueltas. Capacho sobre capacho y en medio aceituna machacada. Y cuando se hacía presión, desprendía un oscuro líquido que a ratos se volvía más amarillo y que sin duda era aceite de oliva virgen puro. Su olor, exquisito para los amantes del buen aceite, lo decía todo.<br /><br /><b>Recordando otros tiempos</b><br />Es así como se obtenía el zumo de la aceituna cuando la tecnología aún no había llegado al sector, algo de lo que aseguró saber mucho la pregonera de la Fiesta de la Aceituna, Micaela Navarro. La Consejera recordó en el Teatro Álvarez Alonso sus orígenes “humildes y aceituneros” e hizo hincapié en la importancia del trabajo de la mujer en el campo. “Siempre pensé que el trabajo nuestro era más duro que el de los hombres y que además era imprescindible”, manifestó Micaela, que habló sobre un atril hecho con madera proveniente de un tronco de olivo, que estaba rodeada de capachos y espuertas de esparto, de un olivar con varas y de una zaranda por la que se pasaban las aceitunas para separarlas de las hojas.<br /><br />Un decorado de tiempos anteriores para hablar del pasado, pero también de ahora, donde “los olivos milenarios, que casi tienen tronco humano, visten de plata los campos de este municipio”, manifestó Navarro, que destacó que, aunque su vida haya cambiado mucho desde que ayudaba a sus padres a coger aceitunas en Andújar, “el trabajo que hacía entonces era igual de digno que el de hoy”. La Consejera para la Igualdad y Bienestar Social ensalzó las cualidades de Martos, no sólo como principal productor de aceite, sino también como municipio turístico o como cuna de personajes ilustres.<br /><br />Como manda la tradición, la pregonera, acompañada de la alcaldesa y otras autoridades realizó también la ofrenda de flores al monumento de los aceituneros. Y como también viene siendo costumbre, en los actos celebrados ayer participó una representación de la localidad manchega de Mora de Toledo, municipio que está hermanado con la localidad de Martos desde 1986, y que es el mayor productor de aceite de oliva de Castilla-La Mancha.<br /><br /><a href= http://www.mercacei.com/foros/index.php target= “blank”> <b>Opine sobre esta noticia en nuestro foro</b></a><br />