Tanto el CSIC como la Fundación Juana de Vega llevan colaborando más de una década en investigaciones orientadas a resolver problemas que afectan al campo gallego en el ámbito de la viticultura, que ahora ampliarán al sector olivarero. Los detalles de la investigación, que se acaba de iniciar, se han dado a conocer en una rueda de prensa en la Delegación Institucional del CSIC en Galicia (Santiago de Compostela). “Es el primer gran proyecto científico de olivo gallego, y por lo que hemos visto en estos cinco años que llevamos ya trabajando en el tema y realizando prospecciones, puede llegar a tener tanta importancia como la vid, para algunas zonas de Galicia, ha señalado Carmen Martínez Rodríguez, investigadora científica del CSIC. Por su parte, el director de la Fundación Juana de Vega, José Manuel Andrade, ha indicado que el desarrollo del sector olivarero de Galicia tiene un enorme potencial de crecimiento, que debe basarse en el uso de variedades locales para así poder competir con otros operadores, tanto nacionales como internacionales, de mayor volumen y tradición, como ha hecho antes en Galicia el sector del vino. Además, Andrade ha destacado que “el proyecto encaja dentro de la línea estratégica de la Fundación de la recuperación de la biodiversidad genética de Galicia, que constituye un patrimonio de enorme valor que tiene que ser conservado y aprovechado por el sector agroalimentario” Asimismo, el presidente de la Fundación, Enrique Sáez, ha recalcado que el proyecto “tiene una vocación integradora al involucrar a un equipo de investigación público del CSIC, y contar con la participación del sector productivo representado por APAG, al que se incorporarán viveristas de Galicia y que irá de la mano también de las administraciones responsables del reconocimiento de las variedades: Xunta de Galicia y Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. A su juicio, "es necesario diferenciarse mediante la puesta en valor de variedades propias para constituir una DOP que permita tener una posición fuerte en el mercado". El proyecto “En nuestro grupo de investigación hemos desarrollado ya algunos estudios científicos previos, cuyos resultados se publicarán próximamente, que han permitido confirmar la existencia de dos variedades de olivo autóctonas gallegas (Brava gallega y Mansa gallega) y demostrar que existen, al menos, cinco variedades más, autóctonas de Galicia todas ellas, y totalmente desconocidas en otros lugares del mundo. Por tanto, es necesario avanzar en esta línea de investigación y conocer si existen más variedades además de las citadas, qué tipo de aceite produce cada una de ellas, si son adecuadas también para el consumo en fresco del fruto o cuáles se adaptan mejor a las distintas subzonas olivareras de Galicia”, ha explicado la investigadora. En este contexto, el proyecto tiene cuatro objetivos fundamentales: ampliar y completar la identificación de las variedades de olivo autóctono gallego, a través de la realización de prospecciones exhaustivas; caracterizar los ejemplares localizados a nivel botánico, molecular y agronómico, así como los aceites de aquellas que resulten diferentes y únicas; ofrecer al sector y de las administraciones autonómica y nacional, los datos científico-técnicos necesarios para el reconocimiento legal y comercial como variedades de olivo autóctonas de Galicia y únicas en el mundo; y poner a disposición de viveristas y olivareros planta de las variedades de olivo autóctono gallego que presenten interés comercial. La investigación se llevará a cabo a través de prospección exhaustiva y marcado de nuevos ejemplares de olivo centenarios en las cuatro provincias gallegas, recolección de aceituna, muestras foliares, etc., para su posterior caracterización molecular, botánica y agronómica de los nuevos ejemplares de olivo localizados, obtención y caracterización de aceites, y puesta a punto de la técnica de enraizamiento de cada una de las variedades. Colaboración El Grupo de Viticultura de la MBG, dirigido por Carmen Martínez Rodríguez, desarrolla actividades de I+D en el área científico-tecnológica de viticultura y desde el año 2012, también en olivo gallego; mientras que la Fundación Juana de Vega es una entidad jurídica privada constituida en el año 1872 que tiene como objetivo contribuir al desarrollo del medio rural gallego a través de diversas líneas de trabajo entre las que figura el apoyo de acciones de investigación e innovación. Ambas entidades comenzaron a colaborar en el año 2006 a través de la realización, por parte del Grupo de Viticultura, de investigaciones financiadas por la Fundación, entre las que figuran los proyectos y contratos “Estudio del potencial de la variedad Blanco Lexítimo en la zona vitícola de Betanzos” y “Evaluación de la virulencia de distintas poblaciones de hongos responsables del Muldiu, Oidio y Botrytis en distintas denominaciones de origen gallegas”. A su vez, APAG es una asociación constituida en el año 2015, que agrupa en la actualidad a 68 productores de aceite de las cuatro provincias gallegas, que suman un total de 99.000 olivos distribuidos en 76 hectáreas.