“A pesar del aumento de la incertidumbre derivada de las crecientes disputas comerciales, los mercados de alimentos se han mantenido hasta ahora relativamente estables, debido a las buenas condiciones de suministro en la mayoría de los productos básicos”, asegura el informe. También añade que la volatilidad de los precios, los problemas sanitarios y el impacto del clima, siempre difíciles de predecir, son los principales factores de riesgo para la evolución global del sector, que se está adaptando bien a los cambios de hábitos del consumidor. “La desconfianza generalizada ha aumentado la necesidad de que los fabricantes de alimentos y bebidas sean más transparentes sobre sus ingredientes, procesos de producción y cadenas de suministro”, explica. Asimismo, considera que la tecnología tiene una importancia creciente en el diseño de soluciones para el suministro mundial de alimentos a largo plazo, pero está lejos de impactar la estructura del mercado. La ingeniería científica para desarrollar nuevos alimentos y bebidas básicos, como la carne cultivada en el laboratorio o los productos lácteos sin animales, han acaparado el interés de la prensa, pero, a su juicio, faltan años para una disponibilidad comercial generalizada.