El pasado 11 de octubre tuvo lugar en Jaén la celebración de una jornada sobre el “Fomento de Actividades de Alto Interés Sanitario. Investigación sobre el Aceite de Oliva, Nutrición y Salud”, organizada por la Diputación Provincial de Jaén y la Fundación CITOLIVA.<br /><br />El evento congregó a destacados investigadores andaluces dedicados al estudio y diagnóstico de distintas patologías que presentan una alta morbilidad y mortalidad, así como enfermedades cardiovasculares, cáncer, procesos de apoptosis y envejecimiento, que expusieron sus principales estudios y realizaron una puesta en común de los resultados de las investigaciones relacionadas con las excelencias del aceite de oliva para la salud. Con esta jornada, se pretendía fomentar la investigación con la impulsión de la Red de Excelencia Investigadora en Aceite de Oliva y Salud, a través de la cual la comunidad científica sanitaria podrá difundir y potenciar la investigación sobre nuevos efectos saludables del aceite de oliva, útiles para la mejora de la salud y la calidad de vida de la humanidad.<br /><br />Tras la inauguración, la jornada comenzó con una ponencia del doctor Francisco Pérez Jiménez, de la Unidad de Lípidos y Arterioesclerosis del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, que fue el encargado de tratar el tema de la relación entre la salud cardiovascular y el oro líquido.<br /><br />Según Pérez Jiménez, el aceite de oliva es uno de los alimentos que hacen de la dieta mediterránea “una de las principales fuentes de salud”. En este sentido, recordó el informe de la Food and Drug Administration (FDA), que ha aceptado que se pueda hacer propaganda del producto, afirmando que dos cucharadas de aceite de oliva (unos 30 ml.), pueden prevenir las enfermedades coronarias. El argumento sobre el que se ha elaborado dicho trabajo es el efecto de su grasa característica, monoinsaturada, sobre las fracciones de colesterol, al mantener elevados los niveles de colesterol bueno (HDL) y bajos los de la fracción perjudicial (LDL).<br /><br />Pero adicionalmente, en la última década se ha acumulado gran experiencia de la capacidad del aceite de oliva para influir favorablemente sobre otros mecanismos de la arteriosclerosis. Entre ellos se incluyen la protección sobre la oxidación, su beneficio sobre factores de riesgo tales como la diabetes o la presión arterial, y su acción antitrombótica y antiinflamatoria. Con respecto a estos efectos, existe una sospecha bastante fundada de que podrían deberse, no sólo a su especial tipo de grasa, sino a otras sustancias que el aceite de oliva virgen posee en pequeñas cantidades, los denominados componentes minoritarios. Ahora bien, serían los tipos de aceite de oliva virgen y virgen extra, los que tendrían mayor cantidad de ellos y, por tanto, los que serían potencialmente más saludables.<br /><br />A continuación, el doctor Federico Soriguer, del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Carlos Haya de Málaga, habló sobre la relación entre aceite de oliva y obesidad. Durante su intervención, Soriguer relacionó el abandono de la dieta mediterránea y, por lo tanto, la sustitución del aceite de oliva por otras grasas, como causa importante en el aumento de la obesidad en Europa.<br /><br />En la jornada también intervino Francisco José Mataix, del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Departamento de Fisiología de la Universidad de Granada). Durante su intervención, el doctor Mataix comentó que la mejor manera de combatir el estrés oxidativo celular es mediante la alimentación y, en este sentido, la ingesta de un tipo de aceite u otro tiene gran repercusión. Las principales ventajas en este campo las aporta el aceite de oliva.<br /><br />En la misma línea que Mataix, Mª del Carmen Ramírez Tortosa, del departamento de Bioquímica y Biología Molecular del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Granada, que disertó sobre el aceite de oliva, el estrés oxidativo y la arterioesclerosis. Ramírez Tortosa dejó clara la relación entre el consumo de aceite de oliva y la reducción del estrés oxidativo, que influye en las posibilidades de sufrir arterioesclerosis.<br /><br />Por supuesto, la relación entre el aceite de oliva y el cáncer también fue tenida en cuenta en esta jornada, con la intervención de José Juan Gaforio Martínez, del área de Inmunología del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad de Jaén.<br />Según Gaforio Martínez, “el estado de salud de un individuo es el resultado de interacciones entre factores genéticos y ambientales. Entre los factores ambientales, la nutrición es un elemento de la mayor importancia para mantener dicho estado. Una dieta equilibrada y saludable es aquella en la cual estén presentes todos los nutrientes en su justa medida. Las grasas son, entre estos nutrientes, unos de los más importantes ya que son una fuente primordial de energía por el elevado contenido calórico que poseen, además, intervienen en el desarrollo de diversas estructuras celulares y en la asimilación de vitaminas y minerales entre otras funciones vitales. Debido al gran aporte calórico que representa, no debemos aumentar su consumo, pero sí mejorar la calidad de ese consumo sustituyendo las grasas no saludables por otras saludables”.<br /><br />Según el doctor Gaforio, “numerosos estudios epidemiológicos muestran que las poblaciones que consumen una dieta mediterránea, poseen menores incidencias de enfermedades crónicas que aquellos que consumen una dieta típica del norte de Europa o norteamericana” y “contrastados estudios epidemiológicos apuntan claramente a que el consumo habitual de aceite de oliva previene el desarrollo de determinados tipos de tumores, entre ellos el de mama, colon, esófago, ovario, endometrio, pulmón, cavidad oral, gástrico, pancreático y de faringe”.<br /><br />La jornada concluyó con una ponencia sobre aceite de oliva e hipertensión arterial pronunciada por el doctor José Ricardo Villar Ortiz, del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla.<br /><br />Villar Ortiz afirmó que es muy posible que el aumento de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares (íntimamente relacionadas con la hipertensión arterial) está relacionado con el paulatino abandono de los hábitos dietéticos que caracterizan a la dieta mediterránea. Según el doctor, hay “una estrecha relación entre el consumo de grasas saturadas con la mortalidad cardiovascular y con los niveles de colesterol de las diferentes poblaciones. El doctor Villar Ortiz señaló un estudio realizado en Ferrara (Italia), que “demostró en población hipertensa, que el consumo de aceite de oliva frente al aceite de girasol, reducía los niveles de presión arterial sistólica y diastólica y además permitía a los paciente que tomaban aceite de oliva reducir la toma de antihipertensivos”.<br />