El suicidio del AOVE

Sin embargo, el enfoque no parecía ser aleatorio. Si el titular no dejaba espacio a la imaginación (Extra virgin suicide; o, lo que es lo mismo, El suicidio del virgen extra): el subtítulo era un francotirador con la mirilla en el máximo exportador de aceite de oliva con destino al mercado estadounidense: The adulteration of italian olive oil (La adulteración del aceite de oliva italiano). Después, 14 diapositivas con ilustraciones -como las que acompañan este editorial- que relatan la “historia” de cómo el país transalpino compra aceite de oliva a países como España y Marruecos para después mezclarlo con otras grasas y exportarlo de forma fraudulenta a EEUU. Los aludidos han salido raudos de las trincheras. Las asociaciones Assitol y Federolio (que aglutinan el 90% de la industria oleícola del país) hablan de “juego sucio” y se sienten traicionados. Tras la publicación, reina el asombro en Italia. Algunas instituciones, incluso, han presentado en el Congreso un escrito pidiendo medidas contra “un ataque a la imagen del sector del aceite de oliva italiano”. Algunos medios de comunicación del país transalpino no han dudado en asegurar que las diapositivas del diario neoyorkino “son ofensivas y se han realizado sin escrúpulos, probablemente instrumentalizadas con el fin de destruir la imagen de Italia y eliminar a un fuerte competidor”. A la espera de que se emprendan o no medidas legales, ilustradores italianos como Valerio Marini les dedican imágenes como ésta a modo de vendetta, en la que la o de York es un inodoro. Habrá que esperar a ver si este culebrón continúa después de los anuncios.

El suicidio del AOVE

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