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La falta de recursos dificulta el acceso al aceite de oliva

La falta de recursos dificulta el acceso al aceite de oliva

viernes 05 de junio de 2015, 12:35h

03/06/2015 - Un estudio desarrollado por el CSIC, la Fundación Cauce y la Universidad de Oviedo, e impulsado por la Fundación Alimerka, ha confirmado que la falta de recursos económicos puede dificultar el acceso a alimentos básicos de una alimentación saludable tales como el aceite de oliva, pilar fundamental de la Dieta Mediterránea.

Para llegar a esta conclusión, la investigación tomó una muestra de 37 personas, 19 hombres y 18 mujeres con edades comprendidas entre los 19 y los 56 años (en torno al 60% del primer grupo declaró encontrarse en desempleo en el momento de la primera entrevista), de los que se estudiaron sus hábitos nutricionales y su microbiota intestinal. Los datos obtenidos fueron comparados con los procedentes de un grupo control formado por 35 personas de nivel socioeconómico medio-alto, de la misma edad y con la misma distribución de sexos.

Los científicos de la Universidad de Oviedo compararon el consumo de los principales grupos de alimentos entre estos dos grupos y determinaron que las personas con menos recursos ingieren una cantidad significativamente menor de productos básicos en una dieta saludable. Los resultados sugieren así que,el elevado coste que en ocasiones alcanzan estos productos en el mercado podría limitar su disponibilidad en personas con dificultades económicas.

Así, las conclusiones del estudio, que se enmarca en un proyecto global de la Fundación Alimerka y la Universidad de Oviedo para la mejora alimentaria de colectivos vulnerables en Asturias, sitúan a los colectivos más desfavorecidos como más propensos a sufrir patologías crónicas. Es más, el 88% de estas personas padece sobrepeso u obesidad. Según los investigadores, “estos resultados ponen de manifiesto a importancia de efectuar una intervención nutricional”.

Tal y como detalla Nuria Salazar, investigadora del CSIC, “no se han encontrado diferencias significativas en ninguno de los parámetros sanguíneos evaluados en este estudio, con la excepción de los niveles séricos de glucosa, superiores en la muestra”. “Sin embargo, sí se ha detectado que un 75% de las personas en situación de privación material presentaban riesgo moderado-alto para la salud, frente al 32% del grupo con más recursos”, explica.

No obstante, el grupo estudiado sí presenta un mejor ajuste a los objetivos nutricionales que el grupo con un nivel socioeconómico medio-alto. En primer lugar, su dieta consta de las tres o cuatro comidas recomendadas al día y, por tanto, es suficiente desde el punto de vista proteico-energético y, en segundo lugar, la mayoría consume las vitaminas y minerales necesarios, con las excepción del calcio, el hierro y las vitaminas liposolubles A, D y E.

Las diferencias surgen sobre todo en la calidad de las grasas consumidas que, aunque están dentro de los valores recomendados, son mejorables en el caso del grupo con menos recursos. “Consideramos que es aconsejable disminuir la proporción de ácidos grasos saturados en favor de los mono y poliinsaturados”, agrega la investigadora de la Universidad de Oviedo Sonia González.