Vilar puso de manifiesto que la tendencia del ciclo de consumo de aceite de oliva se hace en varias etapas en el ámbito de un país. En primer lugar, se comienza a consumir en una escala no muy elevada y, tras esa etapa, se inicia la potenciación de la producción. De forma inmediata se desencadena un incremento de consumo que obliga a importar en grandes cantidades para que el aumento de la demanda pueda ser abastecido.
Estrategias para potenciar la demanda internacional
En cuanto a las estrategias para potenciar la demanda internacional, indica que existen tres estrategias adecuadas. En primer lugar, es necesario fomentar la demanda en países productores habituales, pues el esfuerzo es menor y, debido al arraigo, los resultados se obtienen más rápido y en mayor medida.
A continuación, hay que potenciar el consumo en países incorporados de forma posterior, a medio plazo, por la familiaridad, los recursos necesarios son menores y los resultados alcanzados muy razonables. Por último, se han de incentivar medidas encaminadas a promocionar el producto en economías saneadas, pero que no sean productoras de aceite de oliva. “A esto ayuda el que, en la actualidad, el aceite de oliva sea uno de los productos que mayor popularidad posee a nivel internacional, una situación similar a lo que sucede con el vino”, señaló Vilar.