En el caso concreto de Italia, el estudio señala que su condición de país limítrofe a Croacia hace que su influencia en este mercado, y por ende, la de sus productos, tenga una gran relevancia. De hecho, según los datos incluidos en este informe, las importaciones croatas de aceite de oliva se sitúan en una media de 2.500 toneladas al año, procedentes en su casi totalidad de Italia y España, con algo de ventaja para el país transalpino por su cercanía.
Y es que, Croacia, pese a tener una tradición histórica en el cultivo del olivo, cuenta con una producción “modesta” de en torno a unas 5.000 toneladas al año, por lo que la demanda nacional se satisface con la compra de aceite de oliva del exterior. En concreto, algo más de la mitad de la producción nacional nunca acaba llegando a la gran distribución debido al autoconsumo de los productores y a las ventas directas desde las fincas familiares.
El estudio de ICEX destaca que para contrarrestar la ventaja que ejercen los productos italianos sobre los españoles en la cocina y los hogares croatas, los profesionales de la distribución recomiendan que se colabore estrechamente con los distribuidores en materia de promoción para dar a conocer sus productos en el mercado.
Aunque la calidad por sí misma no garantice el éxito en el mercado croata, el informe subraya que este hecho sí que es importante para el producto español, ya que la distancia hace que los costes logísticos impidan en muchos casos poder competir en Croacia por precio.
En el caso concreto del aceite de oliva, esto se traduciría, según este organismo, en vender el aceite de oliva español como un producto de elevada calidad, incluso Premium, ya que existe espacio en el mercado para este tipo de productos.
Por otro lado, el estudio prevé una evolución positiva de las ventas de aceite de oliva en el futuro, con un crecimiento moderado pero continuado, en comparación con la comercialización total de aceites y grasas comestibles que se estima que se estanque en los próximos años.
