Las guías alimentarias 2015-2020 para los estadounidenses recogen recomendaciones nutricionales basadas en la evidencia y proporcionan al público en general, así como a los responsables políticos y profesionales de la salud, la información necesaria para impulsar una alimentación saludable en los hogares, las escuelas o los lugares de trabajo.
“La protección de la salud de los ciudadanos estadounidenses incluye el hecho de capacitarlos con las herramientas que necesitan para tomar decisiones saludables en su vida cotidiana”, destacó Burwell, quien resaltó que estas publicaciones “proporcionan recomendaciones científicas en materia de alimentación y nutrición para que la gente pueda tomar decisiones que les ayuden a mantener su peso bajo control y prevenir la diabetes tipo 2, la hipertensión y las enfermedades del corazón".
Según informó el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, en sus siglas en inglés) en su página web, la octava edición de estas guías refleja los avances en el conocimiento científico acerca de las opciones existentes para tener una alimentación saludable. En concreto, en esta edición se resalta la importancia de no centrarse en nutrientes concretos o en alimentos de forma aislada, sino en patrones de alimentación en su conjunto.
En este sentido, Vilsack señaló que estas guías proporcionan a los consumidores la flexibilidad necesaria para elegir los alimentos que son saludables, aprovechando la diversidad de productos disponibles en Estados Unidos.
Las recomendaciones específicas se detallan en cinco directrices generales: seguir un patrón de alimentación saludable durante toda la vida; limitar las calorías de azúcares añadidos y grasas saturadas; reducir la ingesta de sodio; elegir alimentos y bebidas más saludables; y apoyar los patrones de alimentación saludables.
Estas directrices sugieren a los estadounidenses que consuman productos tales como frutas, productos lácteos sin grasa o bajos en grasa, frutos secos o aceite de oliva.