Según el Mipaaf, este Decreto supone un paso más en la protección del aceite de oliva italiano, así como de los consumidores y productores.
Con este reglamento se han incluido sanciones administrativas relativas a la indicación obligatoria del origen geográfico, así como a la legibilidad de la información contenida en la etiqueta (origen y la denominación de venta). Esta información, de hecho, debe aparecer en el envase, de forma que sea fácilmente visible, comprensible y figurar en el mismo campo de visión.
Las sanciones administrativas se han incluido también para los registros irregulares de existencias de aceites, obligatorios para todos aquellos que mantengan o vendan aceite para fines comerciales.
El Ministerio ha destacado que este Decreto prevé la aplicación de sanciones a los productores que informaron de "signos, figuras o ilustraciones que pueden evocar un origen geográfico distinto del indicado en la etiqueta, también si es veraz". En su opinión, se trata de una disposición "muy importante" porque por primera vez se sanciona el fenómeno del llamado "Country sounding" y por el que existen señales en el envase que recuerdan una fuente geográfica distinta de la indicada correctamente en la etiqueta.
La norma se aplica a todas las marcas registradas en Italia después del 31 de diciembre de 1998 o en Europa el 31 de mayo de 2002, y permite castigar aquellos comportamientos de competencia desleal recogidos en esas botellas y en su etiquetado, y, si de manera general, la presentación del producto evoca un origen diferente.
La producción de aceite de oliva italiano se situó en 302.000 toneladas en la campaña 2014/15 y la media de las últimas cinco temporadas fue de 475.000 toneladas. A su vez, el país transalpino cuenta con alrededor de 900.000 empresas oleícolas, así como con 42 DOPs y 1 IGP en este sector, cuyo volumen de negocio asciende a 3 millones de euros, lo que equivale al 3% de la facturación total de la industria agroalimentaria, según los datos facilitados por el Mipaaf.
