Helenos

Esta historia de amor se forjó en el siglo 5 a.C. cuando el legislador Solón comenzó a dictar leyes en favor de la protección de los olivos. Una de ellas prohibía las exportaciones procedentes de la Ática de cualquier alimento que no fuese, precisamente, aceite de oliva, favoreciendo así su comercio y, sin duda, su propagación. Y es que el aceite procedente de esta región era muy apreciado en la antigüedad, y ellos lo veneraban como a un dios. Si bien durante sus primeros Juegos Olímpicos celebrados en el año 776 a.C. ofrecieron a los ganadores de cada prueba deportiva una ramita de olivo como reconocimiento, en las Panateneas -unas fiestas religiosas similares en importancia a los Juegos Olímpicos- se les premiaba con ánforas de aceite de oliva -de ahí que se denominasen ánforas panatenaicas-. La cantidad de aceite ofrecida al deportista ganador como premio era, en ocasiones, tan grande que podía llegar a alcanzar varias toneladas. En España, sabemos que el cultivo del olivo fue introducido por los fenicios en 1100 a.C.; sin embargo, su crecimiento tuvo mucho que ver con las prósperas relaciones económicas con Grecia. De ahí que, hasta la ocupación romana de Hispania, la producción olivarera no empezase a cobrar cierta importancia. No olvidemos que, antes de conocer el olivo, éramos más fans de la manteca y la mantequilla. Lástima que en algunos restaurantes sigan siéndolo 3.000 mil años más tarde... Pero hoy en día los establecimientos que sí apuestan por el AOVE están de enhorabuena en el país heleno. Y es que el Gobierno de Grecia ha seguido el ejemplo español y ha dado luz verde a una nueva normativa sobre envases de aceite de oliva en los establecimientos de hostelería y restauración, una medida puesta en marcha en nuestro país hace cuatro años. Así, los establecimientos que incumplan con lo previsto en la nueva regulación -que entró en vigor el 1 de enero- deberán hacer frente a multas de 500 euros. Sí, sólo 500 euros, pero algo es algo. La Confederación Griega de Comercio se muestra pletórica por esta nueva normativa, ya que considera esta medida de gran interés nacional y en beneficio de todos los ciudadanos. Así, se muestran convencidos que no hará falta un periodo de prueba en el sector, destacando que la regulación garantizará la calidad del producto, protegerá a los consumidores y ayudará a crear una marca a nivel internacional. Podríamos decir que nos encontramos ante una nueva ley solónica, que viene a unirse a las anteriores de España e Italia. A pesar de llegar con un poco de retraso, es un placer observar al trío de países más famoso del Mediterráneo defender su producto más antiguo y venerado en esta rueda de amor-odio que, por fin, se ha detenido de nuevo en el amor. Que dure, que dure.

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