Según los datos estimados por
Italia Olivicola, en el país transalpino existen al menos 200.000 hectáreas de olivares en estado de abandono total y más de 300.000 ha. gestionadas con prácticas de mantenimiento que garantizan una producción "muy baja", con una variabilidad acentuada de un año a otro y con poca resiliencia ante fenómenos adversos como eventos climáticos y enfermedades. Todo ello partiendo de una base de producción que, según el Ismea, es de 1,1 millones de hectáreas (datos de 2019).