Durante su intervención, el rector de la UJA, Juan Gómez, señaló que, además de que la provincia de Jaén sea la principal región productora del mundo de aceite de oliva, “tenemos que ser referentes a nivel nacional e internacional en todo lo que tiene que ver con formación e innovación en este campo”.
Así, Gómez destacó el “carácter internacional” del curso, en el que participan profesionales de Albania, Argelia, Argentina, Grecia, Irán, Irak, Israel, Corea, Jordania, Líbano, Marruecos, Siria, Túnez, Turquía y España.
El curso de experto está dirigido por el catedrático de Ingeniería Química de la UJA Sebastián Sánchez Villasclaras, y por el catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Granada Leopoldo Martínez Nieto; mientras que la coordinación corre a cargo del profesor titular de Ingeniería Química de la UJA José Alberto Moya López.
Por su parte, Sebastián Sánchez Villasclaras explicó que se trata de convertir a los alumnos en expertos en valoración sensorial de aceites de oliva vírgenes, aunque “el catador que se forme necesita continuamente adiestrarse. Todos los días tiene que catar aceite y valorarlo”.
Asimismo, el catedrático de Ingeniería Química de la UJA precisó que durante estas trece ediciones se han formado más de 300 catadores. En este sentido, Sánchez Villasclaras añadió que “faltan catadores en el mundo” y que para clasificar aceites de oliva vírgenes, “no basta con determinar las características físico químicas, sino que es necesario caracterizarlo sensorialmente”.
Según ha informado el centro docente jiennense, el curso, que cuenta con 325 horas y está estructurado en seis módulos, se prolongará hasta el 18 de diciembre.
La sinopsis de esta formación detalla que la evaluación sensorial de los alimentos, en general, es una función primaria del hombre, que acepta o rechaza los alimentos de acuerdo con la sensación que experimenta al observarlos o ingerirlos. Este aspecto de la calidad de los alimentos, que incide directamente en la reacción del consumidor, es el que se denomina "calidad sensorial".
La UJA ha señalado que su importancia tecnológica y económica es evidente, ya que puede condicionar los avances que se producen en el campo de la tecnología de los alimentos. A su juicio, los problemas que plantea la evaluación, medida y control de este aspecto de la calidad constituyen un reto para los especialistas y son motivo de preocupación en la industria agroalimentaria, tanto a nivel tecnológico como comercial.