Esta es la principal conclusión que se extrae del Trabajo de Fin de Master (TFM) “¿Cuánto saben los adolescentes sobre los aceites de oliva?”, realizado por Cristina Torres Ortiz, alumna del Máster en Olivar y Aceite de Oliva (Esp. Elaiotecnia) de la UJA. A pesar del arraigo de los aceites de oliva en la identidad de los españoles en general, y de los jiennenses en particular, llama la atención el fuerte grado de desconocimiento y confusión sobre los mismos, sus clases, usos y características, asegura Torres. Para revertir esta situación, ha presentado una estrategia alternativa que pueda mejorar el nivel de conocimiento sobre aceites de oliva de la población española desde edades tempranas. La metodología es muy sencilla: se diseña un conjunto de actividades para aplicar en el aula del Instituto a analizar, cuyo objetivo es dar a conocer el proceso de producción y las características de los distintos aceites de oliva; y se elabora un cuestionario que se suministra a los participantes en dos ocasiones: antes (pre-cuestionario) y después (post-cuestionario) de la realización de estas actividades. Aunque ambos cuestionarios son similares, la finalidad del primero es conocer el nivel de conocimiento previo del alumnado, mientras que con el segundo se persigue comprobar si los alumnos han mejorado su nivel de conocimiento sobre los aceites de oliva a través de las actividades diseñadas. Respecto a la actividad experimental, se imparte un taller cuyo contenido está dividido en dos actividades: una exposición teórica, dinámica y activa donde se explican contenidos sobre la historia del olivo, el proceso de producción de los aceites de oliva, los tipos y sus propiedades organolépticas, así como su conservación; y una cata a ciegas con dos tipos de aceites, aceite de oliva de orujo y aceite de oliva virgen extra. Si bien los resultados del primer cuestionario arrojaron de media un aprobado raspado, en el segundo se observó un incremento de los aciertos, aumentando una media del 20% respecto al cuestionario realizado antes del taller. Los estudiantes obtuvieron una puntuación media de 7,46 sobre 10, y pasaron de un nivel medio a alto. Este experimento lo ha llevado a cabo una estudiante de un Máster en uno de los 4.080 institutos públicos que hay en nuestro país. Imagínense con un poco de voluntad -y de financiación- por parte de las instituciones cómo podría cambiar el conocimiento y el consumo de aceite de oliva en nuestro país. ¿Es mucho pedir? ¿O nos pasamos a la mantequilla?