El caos y el Fantasma Arena

Nada más llegar, descubrimos con gran sorpresa -y cierto grado de surrealismo e indignación-, que el lugar que habíamos ocupado las pasadas dos décadas, y en el que no nos permitieron estar este año porque era “un espacio destinado a albergar una nueva cafetería”, tenía poco de bar y mucho de emisora de radio de algún presunto amiguete de la organización. Algo que sufrieron -con más indignación aún que nosotros- los vecinos de enfrente que se encontraron con un pasillo vacío durante toda la feria por el que no pasaron ni tan siquiera los expositores a los que les cedieron tan alégremente nuestros ex metros cuadrados.

Sin embargo, al paso que iba desarrollándose la feria nos iba pareciendo más pecata minuta nuestra situación -a pesar de que más de 300 personas pararon a nuestros repartidores de revistas para preguntarles “¡¿¿pero dónde está Mercacei este año??!”- en comparación con la de los demás expositores. Sobre todo la de aquellos que expusieron en el Fantasma Arena, perdón, Olivo Arena, quería decir.

Durante el primer día de feria los ecos que resonaron por aquel palacio de deportes vacío representaron a la perfección la vergüenza de unas promesas incumplidas. Ni en el Olivo Arena estuvo el acceso principal de la feria, ni se señalizó correctamente, ni se habilitó un paseo peatonal cubierto para que los visitantes tuviesen más fácil el acceso... Un largo etc. de todo lo que se les prometió a los expositores que sí cumplieron su palabra y apostaron por el flamente nuevo espacio de Expoliva, por el módico precio de un riñón y medio. Algo más animadas fueron las siguientes jornadas de feria, tras una tensa reunión de la dirección con todos los expositores del Olivo Arena y la amenaza de unirse todos los expositores y presentar una demanda colectiva. Dos carteles en la parte de fuera, desvío de plazas de parking -con el consiguiente caos que generó a todo el mundo-, y a correr. “Así se dejan de quejar y en dos años, todo olvidado”, habrán pensado.

Los que sí cumplieron su cometido fueron los de la empresa de seguridad. A las 19.00 h. en punto desalojaban la feria como si hubiese un aviso de bomba. A más de un expositor le agarraron en medio de una reunión de trabajo como si hubiesen encontrado a Osama Bin Laden. Está bien que en medio de todo este caos, alguien haga su trabajo, aunque sea el más inútil de toda la feria.

Felices quejas a todos y, si de verdad quieren cambiar algo, exijan el cambio o nos veremos en 2027 en el eterno “Día de la Marmota”.

El caos y el Fantasma Arena

Mercacei Semanal 1.416