Según WWF, los olivares de montaña presentan un enorme potencial para compatibilizar la producción de aceite de calidad con la conservación de especies de flora y fauna de interés; pero para lograrlo resulta clave la apuesta por buenas prácticas agrícolas que permiten, además, mejorar la viabilidad económica de las fincas. En este sentido, la organización solicita a las administraciones agrarias que pongan en marcha las medidas de desarrollo rural oportunas para asegurar el futuro de estos olivares y preservar sus valores ambientales.
Entre las acciones que propone el manual figura apoyar la fertilización orgánica y fomentar las cubiertas vegetales para frenar uno de los principales problemas de la zona, la erosión. Asimismo, se apuesta también por mantener la vegetación espontánea y los muretes de piedra o majanos en las parcelas para favorecer la presencia de predadores naturales, como algunas especies de insectos, chotacabras o erizos, que contribuyen al control natural de plagas en el olivar. Esto permite abaratar los costes de producción, reduciendo la necesidad de emplear productos químicos que contaminan el entorno y encarecen la actividad agrícola. Las prácticas propuestas permiten a su vez hacer al cultivo más resistente ante los impactos del cambio climático, contribuyendo a su mitigación y adaptación.
Finalmente, la organización destaca que “los consumidores pueden contribuir a estas buenas prácticas, consumiendo aceite ecológico procedente de fincas bien gestionadas”.
WWF España