Marzo también parecía otro buen mes. El primer fin de semana nos pilló en Córdoba celebrando la cata del Concurso Internacional EVOOLEUM -cuya sexta convocatoria ya se encuentra abierta- con los 26 catadores más prestigiosos del mundo. Nos abrazamos, nos besamos y celebramos la cultura del virgen extra por todo lo alto. Nada nos hacía presagiar que la semana siguiente el mundo tal y como lo conocíamos hasta ese momento habría llegado a su fin.
Contagio, Epidemia, Exteminio, Soy Leyenda, Guerra Mundial Z... Empezamos a revisar todas aquellas películas como un escenario real posible. Nosotros, los humanos del siglo XXI nos encontrábamos en cuarentena, recluidos en casa. Todo presagiaba que 2020 sería recordado como el año en el que se detuvo el tiempo. Lo que pensábamos que duraría 15 días se ha ido prolongando progresivamente en el tiempo, ese elemento abstracto que no se puede recuperar por mucho que uno lo intente.
De marzo a diciembre se han cancelado viajes, conciertos, partidos... ¡y hasta las Olimpiadas de Tokio! Todas las ferias que se iban a celebrar este año, que no eran pocas -Alimentaria, la Feria del Olivo de Montoro, Gourmets, la Summer Fancy Food, la WOOE...- se han aplazado a diferentes fechas de 2021, dando por hecho lo que nos temíamos todos los que amamos el sector de la gastronomía y la restauración: que éste ha sido un año glacial al que no nos va a costar nada decir adiós.
Lo que sí que tenemos claro es que esta pandemia nos debería de haber servido de punto de inflexión. En un planeta superpoblado donde hemos tenido que recurrir a deprimentes medidas como instalar tornos de acceso a la Plaza de San Marcos de Venecia o idear prototipos de aviones comerciales que te permitan ir de pie para acomodar más pasajeros en una cabina normal... el COVID-19 debería ser, sin duda, una llamada de atención.
Puede que la naturaleza -o un laboratorio de alta seguridad en concreto, como indican las teorías conspiratorias más extendidas- haya tenido su propia manera de pulsar el botón de Pause tan necesario en esta civilización. ¿Mantendremos las buenas acciones cuando finalice de una vez por todas esta pandemia? ¿O se quedará todo, una vez más, en buenas intenciones? Ya sabemos qué propósito hacernos para 2021. Y al 2020, lo dicho: Ciao ciao ciao, bella ciao ciao ciao...