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Efecto de la calima sobre el estado fitosanitario de los almendros en Andalucía

Efecto de la calima sobre el estado fitosanitario de los almendros en Andalucía

jueves 21 de abril de 2022, 13:25h

Durante el mes de marzo se ha registrado un fenómeno meteorológico conocido como calima, cuyo hecho más destacable la presencia de una gran cantidad de polvo en suspensión que, arrastrado por la lluvia, lo ha cubierto todo. Los depósitos sobre las hojas disminuyen la velocidad de evaporación del agua de lluvia, favoreciendo la permanencia durante más tiempo de un elevado grado de humedad sobre el cultivo del almendro y, por lo tanto, propiciando el desarrollo de las esporas de los hongos, según ha informado la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF).

Desde el punto de vista fitosanitario, a su juicio, este hecho podrá aumentar la incidencia de enfermedades fúngicas aéreas como lepra o abolladura (Taphrina deformans), cribado (Coryneum beijerinckii / Stigmia carpophila) o moniliosis (Monilia spp.) entre las más comunes y sobre todo con el aumento de las temperaturas. En Andalucía, en aquellas zonas en las que se encontraba en estado avanzado de foliación, como es la provincia de Córdoba, se registraba presencia de cribado, con una media provincial del 9% de hojas con síntomas, con máximos del 12% y registrado en todas las parcelas muestreadas. La RAIF ha recordado que la estrategia de lucha contra estas enfermedades es sobre todo preventiva, cuando las condiciones ambientales son favorables para la enfermedad.

Estas condiciones se producen con temperaturas suaves y humedad relativa alta. La arboleda debe estar protegida desde el inicio de la brotación, en los estados fenológicos C/D (antes de la floración), hasta el cuajado del fruto.

Este organismo también señala que hay que tener especial cuidado con las variedades que vegetan más, como antoñeta y guara, ya que son más sensibles a esta enfermedad porque en el interior del follaje se crean más fácilmente las condiciones de humedad y temperatura favorables para el hongo.

Según ha explicado, en primavera, en parcelas infectadas, el hongo empezará a producir esporas, a partir del micelio hibernante. La lluvia y el viento dispersarán dichas esporas, que germinarán e infectarán los tejidos; mientras que en otoño hay otra fase en la que el hongo vuelve a estar activo. "Primaveras y otoños lluviosos son momentos críticos para esta enfermedad", ha precisado.

La RAIF ha indicado que la destrucción de restos vegetales afectados, podas adecuadas que permitan una correcta aireación y el uso racional de abono nitrogenado son medidas culturales que ayudan a la prevención de esta enfermedad.