Ya sabemos que el olivo tiene muchas vidas, tantas como descendientes. El olivo es lugar de cobijo para la fauna, es sumidero de dióxido de carbono, es sombra para el peregrino y fuente de innumerables regalos. El más preciado es, sin lugar a dudas, el aceite de oliva virgen extra, otro gato de siete vidas. Y ahora, acabamos de conocer la penúltima de ellas. Nunca llegaremos a conocer la última, ¡si es que tiene!