AOVE viral: del olivar al algoritmo

Una de las modas que más recorrido ha tenido en TikTok y otras plataformas ha sido la cucharada de aceite en ayunas. Promovida por influencers de la vida saludable y rostros conocidos como Kourtney Kardashian, la práctica despertó entusiasmo y polémica a partes iguales. Médicos y nutricionistas respondieron con argumentos, pero el impacto ya estaba hecho: millones de visualizaciones y una nueva generación descubriendo el aceite de oliva -ojalá hubiesen dicho AOVE- como símbolo de bienestar. También el humor se convirtió en vehículo de promoción involuntaria. El cómico estadounidense Conan O’Brien visitó un olivar andaluz para grabar un sketch que se hizo viral. Las imágenes del presentador entre aceituneros, bromeando sobre el AOVE, dieron la vuelta al mundo. Entre chistes, dejó claro que el aceite de oliva forma parte de un paisaje cultural que puede emocionar... o hacerte morir de risa. Más cercano fue el fenómeno de Tomy Rohde, agricultor cordobés que decidió sortear su propio aceite en X con un mensaje tan sencillo como eficaz: “Si no lo vendo, que al menos lo disfruten”. Su historia se viralizó, conectando con miles de personas que compartieron su gesto como símbolo de un sector que resiste con dignidad y autenticidad. El aceite de oliva también se ha dejado ver en las pasarelas, y no en sentido figurado. El diseñador Palomo Spain, en colaboración con Aceites de Oliva de España, lanzó un bolso que incluía una botella de AOVE como si fuera un perfume de lujo. Lo lució Aitana en redes y lo codiciaron miles. La propuesta rompía moldes y enviaba un mensaje claro: el virgen extra también puede ser objeto de deseo estético. En paralelo, los hashtags #aove, #oleoturismo y #aceitedeolivavirgenextra se consolidaron como lenguaje común en Instagram, donde se comparten experiencias sensoriales, rutas oleícolas y visitas a almazaras. Esta nueva narrativa transforma el aceite en experiencia y cultura compartida. Y en medio de esta explosión digital, la app EVOOLEUM se convirtió en un sorprendente éxito de descargas, superando las 100.000 y situándose como punto de referencia para descubrir los mejores aceites del mundo desde la palma de la mano. Un hito que confirma que la digitalización del sector no es futuro, sino presente. El mensaje está ahí: el AOVE ha entrado en la conversación global desde múltiples frentes. Se ha hecho visible, deseado, compartido. El reto ahora es mantener ese interés con autenticidad, creatividad y valor añadido. Seguiremos intentándolo a la vuelta de verano. Ahora sí, ¡felices vacaciones!

AOVE viral: del olivar al algoritmo

Mercacei Semanal 1.426