El olivar en el ojo del huracán

Las altas temperaturas no sólo quemaron la paciencia de quienes buscaban sombra en agosto, también arrasaron olivares y miles de colmenas. En Extremadura, el fuego se cebó con fuerza y dejó cicatrices difíciles de borrar. Asaja recordó que los agricultores y ganaderos son los mejores cortafuegos: un olivar limpio puede frenar lo que ni los helicópteros consiguen. Como si los incendios no fueran suficiente, el verano trajo la resaca amarga de los aranceles. Estados Unidos decidió aplicar un 15% extra a los productos europeos y en España sonó como un trueno. Para FIAB, el acuerdo es “injusto y desequilibrado”, aunque mejor que una guerra comercial abierta. Asoliva ve en ello una distorsión que penaliza a nuestro aceite frente a competidores extracomunitarios. Desde Italia, Anna Cane intentó añadir un toque de pragmatismo: al menos todos los productores europeos compiten en igualdad. La realidad, sin embargo, es que el consumidor americano pagará más y nuestras empresas deberán hilar fino para no perder un mercado estratégico. Frente a estas turbulencias, las compañías no se quedaron quietas. Coosur desplegó su campaña “Un Extra de Sur en tu Vida” con formatos tan prácticos como un spray de AOVE, mientras Deoleo sacó músculo financiero y lanzó su plan “Evoo-lution” con ambición multinacional. Interóleo, por su parte, siguió ampliando la familia con la incorporación de Aceites Garrido, demostrando que la unión sigue siendo la fuerza del sector. La campaña que se avecina tampoco pinta sencilla. Las previsiones apuntan a una cosecha modesta: Andalucía rondaría el millón de toneladas, Castilla-La Mancha y Extremadura sufrirán recortes y el secano anda exhausto. Plagas como el prays y el algodoncillo, unidas a olas de calor interminables, han dejado al campo en cuadro. Francisco Elvira, de COAG, lo resumió con amarga ironía: “El olivar se enfrenta a su particular cuesta de agosto”. En el mercado, las paradojas abundan. Mientras las salidas de aceite en julio marcaron récords de la última década, los precios se desplomaron: de 903 euros/100 kg. en enero de 2024 a apenas 350 en junio de 2025. La Comisión Europea lo explica con frialdad: más producción, menos presión sobre la oferta. Pero para muchos agricultores esos números duelen tanto como una plaga de mosca. Por fortuna, no todo fue humo. El aceite sigue ganando terreno en la salud y la ciencia: la DOP Baena renovó su alianza con el COE, la Universidad de Sevilla descubrió que la acebuchina protege la retina y el alperujo reivindicó su lugar como fuente de antioxidantes. Quien diga que el olivar es sólo tradición, que se actualice. ¡Feliz regreso!

El olivar en el ojo del huracán

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