El olivo destaca por su majestuoso tronco, partido en dos pero del mismo entronque, el cual dibuja una estampa única a través de sus gruesas y retorcidas venas y yemas, una "auténtica obra de arte viva en continua evolución", según ha resaltado AEMO, que también ha subrayado su prominente peana que "irrumpe desde la tierra emergiendo como un regalo milenario a ojos del visitante".
Con un perímetro superior a los 6,60 metros, el tronco presenta además un estado de conservación óptimo a pesar de sus siglos de vida, con una sana y fructífera área foliar, lo que demuestra, en su opinión, "el cuidado que generaciones de oriundos han brindado al padre de sus olivos".
El jurado del Premio, reunido hoy, ha estado integrado por expertos de reconocido prestigio en el mundo de la agronomía en general y del olivo en particular.