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Slow Food crea un Baluarte en defensa del AOVE

Slow Food crea un Baluarte en defensa del AOVE

miércoles 20 de mayo de 2015, 14:13h

19/05/2015 - La red Slow Food ha puesto en marcha un nuevo "Baluarte Slow Food", dedicado a la olivicultura y la producción de AOVE de calidad y limitado, por el momento, a Italia. Esta iniciativa, que engloba a 26 productores italianos, aspira a “promover un sector en grandes dificultades, que sufre por la competencia de las grandes multinacionales y la escasa posibilidad por parte de los consumidores de obtener información adecuada sobre los niveles cualitativos de aquello que encuentran en el mercado”.

Los “Baluartes Slow Food” son proyectos que apoyan a las producciones de calidad en peligro de extinción; protegen regiones y ecosistemas únicos; recuperan métodos de elaboración tradicionales y salvaguardan razas animales autóctonas y variedades vegetales locales. Cada proyecto implica a una comunidad de pequeños productores y proporciona asistencia técnica para mejorar la calidad productiva, lograr nuevas salidas al mercado local y nacional y realizar intercambios con productores a nivel internacional gracias a los eventos organizados por Slow Food.

Según explican los creadores de la iniciativa en un comunicado, en el fundamento de todo nuevo “Baluarte Slow Food” existe el deseo de “educar sobre el gusto y la alimentación, de reflexionar sobre las historias, sobre los aspectos sociales y económicos de las producciones, con un atención constante respecto de la defensa del paisaje y del territorio”. Aseguran, además, que esta experiencia quiere servir de modelo a exportar hacia los otros países productores de aceite de oliva virgen extra, de hecho, “la intención de Slow Food es tutelar y promover en todos los rincones del mundo las producciones locales de pequeña escala que respetan el medio ambiente, expresan la cultura de los territorios y alcanzan elevados niveles cualitativos”.

En cuanto a las razones que han impulsado la creación de un Baluarte en defensa del AOVE, presentado durante la celebración de Slow Fish en Génova, la red argumenta que “las grandes marcas comerciales imponen reglas y precios insostenibles para los pequeños productores”, a lo que se añade el momento difícil que vive la olivicultura.

“El aceite es un elemento fundamental para la salud y, al igual que otros productos que deberían formar parte de la dieta cotidiana, ejerce un importante impacto económico, social y cultural. Por ello Slow Food ha decidido movilizarse en ayuda de aquellos pequeños productores que trabajan bajo el signo de la territorialidad, de la sostenibilidad y de la excelencia, pese a las dificultades ambientales, burocráticas y comerciales que han de afrontar”, informan los impulsores del Baluarte.

En cuanto a la adhesión por parte de los productores, para poder fijar la marca “Baluarte Slow Food” en sus botellas han de cumplir una serie de reglas. En concreto, han de poseer olivos seculares con variedades autóctonas del territorio, gestionados sin el uso de fertilizantes o herbicidas químicos. Además, fin de garantizar la máxima calidad del producto etiquetado como Baluarte y para asegurar la sostenibilidad de los cultivos, la recolección de las aceitunas no podrá ser realizada mediante el uso de redes permanentes, sino a mano o con la ayuda de equipos que no dañen la integridad de las aceitunas y respeten la vegetación de las plantas.

Por otro lado, toda la información sobre el producto -no sólo la variedad de procedencia y la elaboración, sino también la cosecha agraria de referencia y el nombre de la almazara- se debe reportar en la etiqueta narrativa, que permite al productor contar su propia historia y verla adecuadamente valorizada. 

Slow Food agrupa a más de un millón de personas entregadas y apasionadas por una comida buena, limpia y justa, entre las que hay chefs, jóvenes, activistas, agricultores, pescadores, expertos y académicos de más de 158 países.