Este incremento se debe, según el Ministerio, a la creciente importancia de la defensa de la calidad y el control del fraude alimentario a todos los niveles.
Por sectores, destacan aquellos cuyas producciones tienen más relevancia en España como son los vinos, los derivados cárnicos, los aceites vegetales comestibles y los productos lácteos.
Se trata de la programación que cada año realizan las autoridades competentes del control oficial de calidad alimentaria y defensa contra fraudes, para establecer sus inspecciones en 2016. En concreto, incluye sus objetivos, ámbito de aplicación, criterios empleados para su elaboración y número de inspecciones programadas en cada materia de dicho Programa, que está incluido en el Plan Nacional de Control Oficial de la Cadena Alimentaria 2016-2020.
El Ministerio ha subrayado que siguiendo las recomendaciones de la Comisión Europea, los Estados Miembros están más comprometidos, si cabe, con la seguridad de la calidad de las producciones. Para ello, en su opinión, se deben reforzar los controles de esta calidad alimentaria, "tan necesaria para mantener el reconocimiento de los productos españoles en los mercados internacionales".