En concreto, según ha informado la Eurocámara, para aumentar la confianza de los consumidores, se llevarán a cabo controles a lo largo de la cadena de suministro que, según la insistencia del Parlamento, se realizarán a todos los operadores al menos una vez al año o uno cada dos años si no existe fraude en los últimos tres años.
A su vez, los agricultores estarán obligados a aplicar medidas cautelares para evitar la contaminación con plaguicidas. En caso de presencia sospechosa de un plaguicida o fertilizante no autorizado, el producto final no debe llevar la etiqueta de ecológico hasta una mayor investigación. Si la contaminación fue deliberada o el agricultor no aplicó medidas de precaución recién introducidas, perderá su estatus de ecológico.
Los Estados Miembros que actualmente aplican umbrales para las sustancias no autorizadas en los alimentos ecológicos, como los plaguicidas, podrían seguir haciéndolo si permiten que los alimentos ecológicos de otros países de la UE que cumplan las normas comunitarias accedan a sus mercados.
Cuatro años después de la entrada en vigor de este reglamento, la Comisión informará sobre la eficacia de las normas anti-contaminación de la UE y los umbrales nacionales y, llegado el caso, presentará un proyecto de ley para armonizarlos.
Por otro lado, las nuevas normas prevén una certificación de grupo para los pequeños agricultores, lo que “atraería a más de ellos al negocio de la agricultura ecológica”.
El texto acordado debe ahora ser aprobado por la Comisión de Agricultura, el Parlamento y el Consejo antes de que pueda entrar en vigor. La nueva regulación se aplicará a partir del 1 de julio de 2020.
