El olivar conforma una parte sustancial del paisaje andaluz, constituyendo la fuente de riqueza de numerosos pueblos, base de su gastronomía y de sus tradiciones. Hay toda una cultura milenaria en torno al olivar. De hecho, algunos olivares, con muchos siglos de vida, son verdaderos testigos de su historia.
Además, el olivar -considerado como un auténtico bosque mediterráneo- tiene un valor ecológico insustituible, que frena el grave efecto de la erosión y el avance de la desertificación. Y en Andalucía también destaca la expansión de las prácticas de cultivo más respetuosas con el medio ambiente (Producción Ecológica y Producción Integrada).
Según detallaba a Mercacei la consejera Consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía, Carmen Crespo, en su artículo para el Día Mundial del Olivo, para Andalucía este árbol constituye un elemento fundamental, especialmente en el ámbito rural, permitiendo hacer de un gran número de municipios uno de sus principales recursos y un elemento fundamental para la fijación de la población al territorio, evitando el éxodo que se produce en otras regiones y, en consecuencia, el despoblamiento.
Andalucía tiene un peculiar y variado paisaje en el que juega un papel fundamental su gran bosque de olivos, que ocupa más de 1,6 millones de hectáreas. Un total de 309 municipios en la Comunidad Autónoma se caracterizan por la alta intensidad de su olivar, a lo que hay que añadir otros 150 de media intensidad y los 286 que cuentan con alguna hectárea de olivar, lo que en total supone más del 93% de los municipios andaluces.
De estos olivos proviene el aceite y la aceituna de mesa de la mejor calidad, referente internacional de excelencia gracias a distintos elementos como el clima, el trabajo y el mimo de los productores, el proceso de transformación en almazaras e industrias oleícolas, la innovación o la apuesta por la sostenibilidad.
El aceite de oliva supone más del 20% de la producción vegetal de Andalucía y cuenta con más de 172.000 explotaciones que pueden generar, en una campaña media, del orden de 19 millones de jornales, lo que pone de manifiesto la importancia que tiene para el empleo.
En concreto, la superficie andaluza de olivar asciende a 1,6 millones de ha. y se dedica, principalmente, a la producción de aceituna de almazara (1,5 millones de ha.), ya que únicamente el 6% (98.700 ha.) tiene como finalidad la obtención de aceitunas de mesa. La provincia de Jaén concentra la mayor extensión de olivares cuyos frutos se destinan a molturación (cerca de 588.000 ha. que suponen el 38% del total regional); y el territorio sevillano se encuentra a la cabeza si atendemos a olivares de los que se obtiene preferentemente aceituna de mesa (73.550 ha. que representan el 75,5%). Respecto a la industria, la región andaluza cuenta con 852 almazaras y 252 entamadoras activas en la campaña 2021/22.
El sector afronta tiempos difíciles, pero también cuenta con indicadores positivos. Así, Andalucía continúa siendo la gran potencia del aceite de oliva, ya que representa el 82% de la producción nacional. A su vez, tal y como remarca la Consejera, dispone del referente de la calidad, con 12 Denominaciones de Origen Protegidas repartidas por toda la geografía, y la reciente IGP Aceite de Jaén, que se antoja trascendental para la provincia líder de este producto. Por supuesto, también es un referente en materia de salud, ya que son muchos los beneficios nutricionales que avalan el consumo de AOVE, así como en investigación, situando su virgen extra en el terreno de la innovación y la sostenibilidad.
