Amanece en Jaén. Estamos en plena feria de San Lucas del año 2050 pero hoy toca trabajar, la cosecha 2050/2051 está empezando a dar sus primeros AOVEs tempranos. Café en mano me pongo a pensar cuánto han cambiado las dinámicas de recolección desde que yo empecé en el año 2012, y eso que para entonces ya se había adelantado la época de recolección y se separaba el vuelo del suelo. Hoy en día el suelo ya no existe, la recolección se termina como tarde en enero -cuando los años son muy lluviosos- y sólo se producen aceites de oliva vírgenes lampantes en casos muy extremos, como averías graves en la almazaras.
Tengo prisa, antes de ir a la almazara voy a asistir a una mesa redonda sobre diferentes aspectos del sector; recuerdo cuando teníamos que celebrar el Día de la Mujer Rural y hacer mesas sólo de mujeres para que el sector reaccionara un poco e incrementara la presencia de compañeras en sus coloquios. Todo eso ya ha quedado en los anales de la historia, junto con el hecho de tener que disculparse por decir que las cosas no siempre eran fáciles. Hoy en día es muy normal encontrar maestras de almazara haciendo turnos de noche junto a sus compañeros y mujeres a cargo de empresas de servicios para la recolección y encargadas de campo, siendo comerciales de las más importantes casas de maquinaria o formando parte del servicio técnico de las mismas. Todos ellos trabajos que tradicionalmente sólo habían ocupado hombres, no porque se nos hubiera impedido optar a ellos, simplemente había que romper esa barrera social que hacía que no se nos ocurriera postularnos. Al igual que las empresas se dieron cuenta de que los equipos multidisciplinares enriquecían los departamentos y el desarrollo de los proyectos, ya que cada formación aporta un punto de vista diferente a la solución de un problema, nuestro sector comprendió que la incorporación de la mujer en todos los eslabones de la cadena lo enriqueció de igual manera, aportando otra forma de afrontar el día a día, solucionar problemas y acometer nuevos retos -no digo mejor, sino diferente-.
Cierto es que cuando yo empecé en 2012 ya había mujeres que eran referentes en nuestro sector, pero estaban dedicadas sobre todo al área de la calidad, el diseño y la comunicación. En 2023 ya podíamos hablar de mujeres que eran un claro ejemplo a seguir en el mundo de la elaboración y la gerencia de cooperativas, pero nos restaba culminar la entrada a todos los niveles; y esa sinergia entre los que ya estaban y las que llegaron dio lugar a que solucionáramos uno de los problemas más graves que tenía nuestro sector, el cambio generacional en el campo, construyendo una sociedad rural viva, ilusionada y profesional que consiguió difuminar el papel de los fondos de inversión en nuestros campos. Brindemos por ello con un magnífico AOVE de la variedad picual.
