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Un futuro grande, brillante, luminoso e incontestable

Un futuro grande, brillante, luminoso e incontestable

Por Rosa Vañó
Directora comercial y de Marketing de Castillo de Canena Olive Juice

La transformación y revolución que el aceite de oliva virgen extra ha experimentado en las primeras décadas del siglo XXI se verá enriquecida por valores que van más allá de la creación de AOVEs de extraordinario valor gastronómico, pieza muchas veces clave para que un plato quede redondo y sabroso.

Hoy en día se están poniendo ya los cimientos para que nuestros olivares tengan una capacidad holística de creación de valor. Todas y cada una de las piezas que componen el puzzle del olivar y los AOVEs serán sostenibles. La fijación de carbono de nuestros olivares y su cubierta vegetal, la maximización y precisión en la gestión de recursos hídricos, la creación de energía verde con los restos de poda, la purificación de las aguas residuales para revertir en caudal público, el aprovechamiento de residuos con fines cosméticos y medicinales o energéticos son sólo parte de esta concepción integral.

Estoy convencida de que, gracias a la información y formación de los consumidores, el consumo habitual y diario de los AOVEs se incrementará exponencialmente. Todo esto pasará por comunicar de forma contundente sus valores saludables y en cocina, en perspectiva con otras grasas; la promoción y apoyo por parte de los gobiernos del consumo de esta medicina rica y natural; y la interiorización por parte de las naciones de que el virgen extra es el único zumo de fruta fresca con unos inmensos valores saludables y culinarios.

En 2050, el universo de hogares en el mundo con AOVEs en sus cocinas será casi completo, las despensas tendrán varietales y blends distintos para su disfrute y uso, y la concepción gastronómica y nutricional de los menús y alimentos dentro y fuera del hogar incluirán, de forma natural y continua, el aceite de oliva virgen extra como un must indispensable.

En un entorno donde la palabra sostenibilidad cada vez se presenta más hueca y vacía, ésta se llena de hechos presentes y futuros en el caso del olivar y del AOVE: sostenibilidad del planeta y de nuestros campos; sostenibilidad para la salud del ser humano, para su fijación en el territorio; y -por último y no por ello menos importante- para la sostenibilidad social y familiar que se reúne y pivota alrededor de una buena mesa y un buen AOVE.

Desde Castillo de Canena tenemos la ilusión y el compromiso de formar parte de la Historia -con mayúsculas- de este maravilloso zumo en el siglo XXI, por eso creemos que esta carta de deseos para 2050 es muy probable que se haga realidad... porque no sólo se trata de soñar, sino de formar parte del sueño.