Organizaciones pertenecientes a la cadena de valor del envase han solicitado tres medidas técnicas para que sean tomadas en consideración en la última fase de tramitación legislativa del Reglamento de Envases y Residuos de Envases, que comenzó ayer. Estas 16 entidades representan a sectores del gran consumo, sector primario, industria alimentaria, distribución comercial, cosmética, productos de limpieza, restauración e industrias del envase.
La primera de las medidas hace referencia a una mayor armonización para preservar el mercado único europeo. A su juicio, una legislación armonizada evita barreras a la libre circulación de bienes, además tiene beneficios medioambientales al reducir los costes operativos y administrativos. “Las empresas europeas no deberían enfrentarse a requisitos nacionales divergentes en materia de envasado, etiquetado e información ni a prohibiciones de materiales de envasado por país”, han asegurado, por lo que han solicitado que los objetivos del Reglamento sean comunes y sin margen de que los Estados Miembro puedan modificarlos, estableciendo así certidumbre en la presente normativa.
La segunda cuestión se centra en el análisis del ciclo de vida en los envases reutilizables. En su opinión, una de las vías para lograr la circularidad de los envases es la reutilización, pero siempre teniendo en cuenta el ciclo de vida completo del envase, caso a caso y analizando las particularidades y naturaleza de cada sector.
Según han explicado, los envases cumplen una primera función de garantizar la seguridad de los productos, su calidad y el transporte, “que es imprescindible. Por esta triple función, la cadena de valor del envase ha considerado necesario que se tengan en cuenta, al menos, dos mecanismos de análisis antes de obligar a un sistema de reutilización de envases. Es esencial considerar estas exenciones como opciones complementarias para proporcionar la flexibilidad necesaria de acuerdo con la amplia diversidad de formatos de envases existentes, que tendrán que ser reciclables y reciclados en 2030. En este sentido, también hay que tener en cuenta la diversidad de modelos de distribución que conviven en Europa y las consecuencias a la implantación de sistemas de recogida y reutilización en cuestiones como la movilidad y contaminación urbana o el uso del agua”.
Por todo ello, han considerado que se han incluido matices técnicos en el texto del Reglamento que ha sido aprobado por el Parlamento Europeo, que deberían mantenerse en la versión final de la normativa una vez sea aprobada.
“Desde España se debería tener en cuenta la importancia del transporte de los alimentos/ y otros productos sin elaborar, que también necesitan envases y que en muchas ocasiones no pueden ser reutilizables. Al menos se debería analizar su uso, así como valorar con criterios técnicos las excepciones de los envases de transporte”, han añadido.
Además, “se debería incluir la posibilidad de exenciones a los objetivos de reutilización en los envases de un solo uso, si demuestran un mejor comportamiento ambiental teniendo en cuenta aspectos como el Análisis de Ciclo de Vida; así como que los objetivos de reutilización para las bebidas también puedan cumplirse a través del refill (rellenado)”.
Finalmente, respecto a la prohibición de determinados envases, han asegurado que cada tipo de envase desempeña un papel fundamental, lo que implica que cualquier restricción a la comercialización de determinados tipos de envases debe tener en cuenta la función del envase en cuestión, la disponibilidad de alternativas y el impacto económico y medioambiental de la restricción.
“Una de las funciones principales del envase es facilitar el transporte y manipulación en todas las fases de distribución, el artículo 22, se ha convertido, junto con el 26 de reutilización, en uno de los artículos más políticos y menos técnicos, lo que preocupa mucho a las compañías que necesitan concreción y medidas que se puedan llevar a la práctica”, han precisado.
