Como en tantos otros, las mujeres tampoco lo han tenido fácil en un sector tradicionalmente masculino como el del olivar y el aceite de oliva. Hemos querido conocer la inspiradora historia de algunas de las mujeres presentes -como productoras, consultoras, catadoras o comunicadoras- en el TOP100 de EVOOLEUM, preguntándoles qué aporta la mirada femenina al mundo del virgen extra, así como acerca de los principales logros alcanzados y los retos a conquistar.
Pandora Peñamil Peñafiel (Olivatessen y la Guía EVOOLEUM)
“En España, el aceite de oliva ha estado siempre ligado a las amas de casa que eran quienes, tradicionalmente, hacían la compra y preparaban la comida. Pero desde hace unos años los hábitos de vida han cambiado radicalmente. Ahora tanto hombres como mujeres, y sobre todo cada vez más jóvenes, cocinan en casa y eligen el AOVE con el que quieren cocinar. La cocina está de moda y ya no es una cuestión de género sino de gustos, de probar, de divertirte probando diferentes monovarietales y blends y maridándolos con tus alimentos preferidos“, asegura Pandora Peñamil Peñafiel, directora de Olivatessen y la Guía EVOOLEUM, que se ha criado entre publicaciones dedicadas al AOVE y el olivar -sus padres fundaron Grupo Editorial Mercacei cuando ella tenía tan sólo 9 años-.
“Yo creo que hoy en día las mujeres y los hombres trabajan codo con codo y se apoyan mutuamente. Yo, por ejemplo, ostento cargos de mando en la dirección de Olivatessen y la Guía EVOOLEUM y, como yo, hay muchísimas mujeres en el sector. Tenemos maestras de almazara, productoras, envasadoras, catadoras o investigadoras brillantes. ¡En nuestro panel de cata de EVOOLEUM, por ejemplo, hay muchas más catadoras que catadores!”, responde contundente.
“En cuanto a las instituciones y organizaciones comerciales, ocurre lo mismo. La gerente de la Interprofesional es una mujer, Teresa Pérez; la presidenta de Infaoliva, una mujer también: Lucía Serrano. En cooperativas y almazaras hay grandes profesionales mujeres al frente: Consoli Molero, María de Mar Manríquez, Lola Sagra, Carmen Morillo… Son sólo algunos ejemplos del mundo diverso en el que vivimos y en el que, en mi opinión, las personas deben valorarse por su talento y trabajo, no por su género", apostilla, al tiempo que reconoce que “siempre se puede dar un paso más y seguir apoyándonos las unas a las otras".
Lucia Di Molfetta (Di Molfetta Frantoiani)
Lucia Di Molfetta, directora de Marketing y Ventas de Di Molfetta Frantoiani, creció en los campos de olivos y pasaba los días frente al tradicional frantoio observando el trabajo de los operarios. Tras estudiar en China, Lucia regresó a Italia y se incorporó al negocio familiar en 2014 tras licenciarse en Relaciones Internacionales y obtener una doble titulación como perito agrícola. “El mundo del aceite de oliva siempre ha formado parte de mi vida -explica-. Me encanta contar la historia de nuestro territorio a través del olivo y del aceite, transmitiendo la pasión y dedicación necesarias para este trabajo”.
“Ser mujer emprendedora en un sector como este no es fácil -asegura-, pero con tesón, pasión y dedicación se puede superar cualquier obstáculo. Necesitamos estudiar y profundizar en el conocimiento del mundo agrícola, que muchas veces está plagado de prejuicios y estereotipos culturales que imponen reglas y límites. Para mí el mayor desafío es formar trabajadores más cualificados que puedan trabajar en el campo agrícola con una mejora real a nivel productivo y medioambiental. Es importante agregar valor al lugar donde vives creando relaciones y ambientes que permitan que los jóvenes puedan quedarse en nuestras tierras en lugar de huir porque no nos sentimos bienvenidos”.
María José Toral (Pagos de Toral)
La historia de amor de María José Toral con el AOVE comenzó tras una triste noticia, el fallecimiento de su padre, “un hombre muy trabajador y enamorado de los olivos que plantó y crió desde pequeñito”. La responsable de Producción y Calidad de Pagos de Toral recuerda que “a raíz de aquello me formé como maestra de almazara y en la empresa decidimos difundir la cultura del aceite de oliva virgen extra e intentar elaborar uno de los mejores AOVEs del mundo”.
En su opinión, “la inclusión de la mirada femenina en el sector del olivar y del aceite de oliva ofrece una perspectiva diversa y valiosa. Las mujeres aportan sensibilidad hacia la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente, promoviendo prácticas agrícolas más respetuosas. También destacan por su dedicación a la calidad y a la excelencia, buscando la mejora continua en la producción. Nuestro espíritu emprendedor e innovador impulsa la diversificación del sector. Además, la participación activa promueve la igualdad de género y la equidad laboral, creando un entorno más inclusivo. En resumen, la mirada femenina enriquece el sector del olivar y el aceite de oliva a través de la diversidad, sostenibilidad, calidad, emprendimiento e igualdad de género”.
Maria Paola Gabusi (Casa del Tempo Ritrovato)
Maria Paola Gabusi, más conocida como Maripa, accedió al mágico mundo del virgen extra pasados los 40 y en la actualidad es jefa de panel de un grupo de cata reconocido por el Ministerio de Agricultura italiano y organiza el concurso internacional Leone d’Oro. Tras el nacimiento de sus dos hijos decidió trasladarse a la antigua casa de sus abuelos en la orilla occidental del Lago di Garda -rodeada por un olivar centenario de la variedad casaliva-, donde abrió un B&B.
Su contacto con el virgen extra fue un amor a primera vista. Catadora profesional de aceite de oliva -al año cata más de un millar de AOVEs-, su aportación a este mundo está mucho más centrada en el análisis sensorial que en la producción de AOVE, aunque elabora su propio AOVE 100% italiano de edición limitada (Casa del Tempo Ritrovato). En su opinión, la sensibilidad femenina y un enfoque tanto técnico como emocional -y de alguna manera poético- marcan la diferencia. “Guiar a personas que conectan con sus recuerdos y emociones a través de los aromas de la naturaleza que sólo un AOVE de altísima calidad puede evocar es para mí un motivo de gran alegría”, asegura.
Anita Zachou (Mykonos Olive Oil Tasting)
El de la griega Anita Zachou, fundadora de Mykonos Olive Oil Tasting, es un perfil multidisciplinar. Ingeniera agrónoma, experta catadora en aceite de oliva titulada por la UJA y consultora de producción, calidad y blending, Anita proviene de una familia de productores de aceite de oliva -su madre nació en Kalamata, la zona productora de aceite de oliva más famosa de Grecia-, por lo que el zumo de aceituna siempre ha formado parte de su vida. “Pasé muchas horas de mi infancia jugando o descansando bajo los olivos -rememora- y siempre he admirado su grandeza y belleza. Cuando en 2012 realicé mi primer seminario sobre aceite de oliva quedé fascinada por este increíble mundo, una pasión que ya nunca me abandonaría”.
En su opinión, “las mujeres tienen mucho que ofrecer en la industria del aceite de oliva porque poseen conocimiento, experiencia, ganas de trabajar, perspicacia y una mirada fresca para contemplar las cosas de manera más innovadora y creativa. Como mujer agrónoma, mi mensaje a otras mujeres del sector es claro: les animo a que no cedan ante los comentarios despectivos, que continúen su trabajo con amor y conocimiento profundo, con seriedad y profesionalidad, porque la suma de estos atributos es capaz de romper todas las barreras. El mayor reto a conquistar es cambiar la mentalidad de los hombres en un sector dominado por hombres”.
María del Mar Manrique (Puerta de las Villas)
Natural de Arquillos (Jaén) e ingeniera agrónoma, la vida de María del Mar Manrique, gerente de Puerta de las Villas, la marca de la SCA San Vicente, siempre ha estado estrechamente vinculada al aceite de oliva. “En mi pueblo todo el mundo vive del olivar, todo gira en torno a él. Siempre tuve claro que quería dedicarme al sector primario y, tras realizar el proyecto de fin de carrera sobre el aceite de oliva, cursé el Máster en Olivar y Aceite de Oliva de la UJA para profundizar y adquirir conocimientos técnicos en este mundo. Lo que más me gusta es la gestión de la calidad y la optimización de procesos y recursos humanos, un ámbito en el que existe un amplio camino por recorrer”.
¿Y qué aporta la mirada femenina al sector del virgen extra? “Detalle, perfeccionismo y armonía -responde convencida-. Si tuviera que definirlo en unas palabras, sería una mirada global y armónica”. Manrique opina que “las mujeres siempre han estado muy presentes en el sector del olivar, pero han carecido de visibilidad. Actualmente estamos muy presentes en aspectos como el análisis sensorial y la calidad. El reto consiste en conseguir que las mujeres puedan ocupar puestos directivos; habría que buscar la fórmula para obligar a que existiese cierta paridad como ha ocurrido en otros sectores”.
Paula García (O-Med)
Paula García, Sales & Marketing Manager de O-Med, aterrizó en el sector del aceite de oliva de una forma que define “como una mezcla de casualidad y sueños cumplidos. El sueño de mi padre, originario de Cambil (Jaén), criado entre olivares y de origen humilde, siempre fue crear su propio aceite. No fue hasta 2004 cuando le surgió la oportunidad de comprar una pequeña almazara en Ácula (Granada). Podríamos decir que se alinearon todos los astros para que tanto mi hermano Juande como yo nos embarcáramos en un proyecto que nació lleno de pasión y fuerza. En principio, nuestro padre nos dio cinco años para que esto funcionara y, felizmente, hoy podemos decir que aquí estamos casi 20 años después, incluso con una filial de O-Med en EEUU, Venturusfoods, la empresa que acabamos de crear con mucha ilusión y dedicación.”
Paula se muestra convencida de que el tándem que ha formado junto a su hermano “nos ha hecho llegar hasta donde estamos hoy” y el hecho de ser mujer no ha supuesto ningún obstáculo. “Nunca he sentido que por ser mujer haya tenido especiales desventajas. Formar equipo con mi hermano nos ha proporcionado mucha versatilidad y creo que la mirada femenina ha aportado mucho equilibrio a la empresa. Algunos clientes han tenido más feeling con él y otros conmigo, pero creo que ello obedece más a nuestras diferentes personalidades”.
Rosa López (Aires de Jaén)
Desde el Departamento de Compras de Aires de Jaén, Rosa López reconoce que el mundo del olivar y el aceite de oliva virgen extra forma parte de su ADN. “Me he criado en una familia de olivicultores donde el amor a la tierra, al campo y a las tradiciones ha sido el hilo conductor y el motor para mi desarrollo posterior. Aunque soy licenciada en Derecho y MBA en Dirección y Administración de Empresas, mi trayectoria profesional ha estado vinculada siempre a diferentes puestos de responsabilidad en empresas de comercialización, promoción y divulgación de aceites de oliva”.
“La capacidad de escucha de la mujer -declara-, junto a la empatía, el emprendimiento y la facilidad para el trabajo en equipo, crea una estructura mucho más rica en las empresas y las dota de mayor proyección”. En su opinión, “uno de los grandes logros de la mujer en un sector tan tradicionalmente masculino como este ha sido aportar un plus con su particular forma de ver y entender este mundo donde lo sensorial es el eje central de la calidad, que no es sino el reflejo de su capacitación, formación y experiencia, llevándola a alcanzar puestos de responsabilidad”.
Lola Sagra (Nobleza del Sur)
Lola Sagra, directora general de Nobleza del Sur (Castellar, Jaén), elige una frase para resumir su biografía, profundamente vinculada a la cultura del olivar: “El amor es la causa de todo cuanto hace el que ama, y esto es Nobleza del Sur”. Sus antepasados ya poseían olivos en las fértiles tierras jiennenses en 1640, y desde entonces 12 generaciones han trabajado la tierra hasta llegar a sus abuelos. En 2001 cogió las riendas del negocio familiar creando su propia almazara, Aceites Nobleza del Sur, con el objetivo de elaborar un virgen extra Premium gourmet de la más alta calidad, “un sueño que siempre había tenido y por el que estaba dispuesta a trabajar duro”.
El camino, eso sí, no fue fácil. “En el sector oleícola de Jaén la figura masculina ha estado siempre presente en este cultivo y siguen existiendo estereotipos que asignan determinados valores a lo masculino y otros a lo femenino. En este sentido, he tenido que gestionar muchas decisiones que tradicionalmente siempre correspondían al hombre. Pero esta lucha ha tenido su recompensa, ya que afortunadamente más mujeres se han incorporado al olivar sirviendo de guía para futuras generaciones”.
Consoli Molero (COLIVAL)
La gerente y maestra de almazara de la Cooperativa Olivarera de Valdepeñas (COLIVAL) -Premio AEMO 2020 a la Mejor Almazara de España-, Consoli Molero, es la tercera de cinco hermanos y todos se han sentido fascinados desde pequeños por el virgen extra. “Desde que nací he llevado en mis venas el mundo del aceite”, asegura, al tiempo que reconoce que “mis inicios a pie de almazara, en un mundo de hombres, no fueron bien vistos. Mi padre y maestro, José Antonio Molero, que trabajaba como maestro de almazara, fue sin duda el más crítico y duro conmigo”.
“La mirada femenina en un sector tan tradicional como este es diferente en la forma de trabajar, pero el objetivo común es el mismo: hacer cada vez más grande al aceite de oliva”, afirma rotunda Consoli, quien considera que “las mujeres somos más emprendedoras, independientes, autosuficientes, competitivas y racionales”. Según Molero, “la actitud personal, el esfuerzo y la capacidad de liderazgo de la mujer con voluntad de hierro, además de disponer de un buen equipo y tener clara la misión y el mapa de ruta, es lo que ha permitido que hayamos podido romper techos de cristal y la tradicionalidad de este sector. El conocimiento nos ha empoderado y creo que con nuestro carácter nos hemos ganado el respeto de la sociedad en un mundo de hombres”.
Ángela Martínez (Molino del Genil)
A diferencia de la mayoría de las protagonistas de este reportaje, la relación de Ángela Martínez -directora de Ventas on line de Molino del Genil- con el aceite de oliva empezó prácticamente en la madurez. “Yo había trabajado antes, pero en temas totalmente diferentes. Mi familia siempre se había dedicado a la agricultura, pero no teníamos olivar. Hace unos 20 años, cuando la agricultura tradicional perdió rentabilidad, empezamos a plantar olivos, lo que nos llevó a plantearnos montar nuestra propia almazara. Fue en ese momento cuando me encontré más libre y me ofrecí para lo que hiciera falta en el negocio familiar. Y ahí entré en la comercialización del aceite, descubriendo un mundo apasionante y muy desconocido”.
Martínez señala que “Molino del Genil empezó siendo una empresa familiar y hemos llegado a ser la almazara que más moltura de España. Hemos crecido mucho y nuestra intención es seguir haciéndolo, pero siempre manteniendo el máximo nivel de calidad en nuestros aceites y en nuestros procesos productivos, desde el olivar al producto final. Creo que la mujer tiene mucho que aportar en este sector, pues enfoca desde otro punto de vista y llega a alcanzar matices que el hombre no contempla”.
Maria Flora Monini (Monini SpA)
En un sector tradicionalmente liderado por hombres, “en el que las mujeres nos vemos obligadas a demostrar dos veces nuestra valía, superando a menudo prejuicios acérrimos y dificultades asociadas a la conciliación de la vida familiar y laboral”, Maria Flora Monini, directora de Imagen, Comunicación y Relaciones Externas de Monini SpA -uno de los principales actores del sector en Italia-, también tuvo que sortear dificultades. “Yo también, a mi manera, tuve que conquistar paso a paso el cargo que ocupo hoy, porque en ese momento se daba por sentado que mi hermano estaría al frente de la empresa”.
“A pesar de ello -continúa-, recuerdo que mi padre estaba más dispuesto a contratar mujeres, reconociendo su preparación a menudo superior, y aún hoy nuestras oficinas tienen una mayoría rosa, con muchas mujeres desempeñando roles y responsabilidades de alta dirección. Como empresa también tratamos de fomentar la entrada de chicas jóvenes de la zona, porque muestran un mayor sentido de pertenencia y orgullo por las tradiciones. No es casualidad que nuestro sector haya visto crecer el número y el protagonismo de la mujer en los últimos años, aunque no se puede negar que todavía queda un largo camino por recorrer hacia la plena igualdad de oportunidades, tanto a nivel cultural como de servicios”.
Emine Colin (Oro di Milas)
Para la productora turca de AOVE Emine Colin, de Oro di Milas, la adquisición de los huertos que componen su finca fue toda una misión de rescate: “Caminando por estos hermosos y milenarios olivares abandonados sentí que los árboles me llamaban como huérfanos necesitados de una madre. Mientras recolectamos, molturamos y embotellamos nuestra primera cosecha, sentí que quería pasar el resto de mi vida dedicada a la búsqueda del mejor AOVE que fuese capaz de elaborar y compartir con el mundo”.
“En Turquía, donde los hombres son considerados la mejor mitad, las mujeres todavía tienen que luchar a diario para ser tratadas como iguales”, afirma Emine. “El mundo de la olivicultura y la producción de aceite de oliva están muy arraigados e instalados en este paradigma. Molturamos nuestras aceitunas en un molino cooperativo en 2021 y todo el personal era masculino. El principal desafío al que nos enfrentamos mi equipo y yo fue manejar una actitud de perpleja indulgencia. Sólo después de que el AOVE saliera de la centrífuga y fuera probado por todos los allí reunidos, comenzamos a recibir comentarios elogiosos acerca del increíble sabor y aroma de nuestro AOVE. Lo que descubrimos es que la cárcel común de la excelencia fue un factor clave para superar la percepción de que éramos mujeres tontas jugando en la mesa del productor de aceite de oliva”.
Aleksandra Vekic (Mate Olive Oil)
Aleksandra Vekic trabajaba para Cruz Roja Internacional y vivía en el extranjero cuando su padre enfermó repentinamente y se vio obligada a cuidar de sus olivares. “Sentí que no podía traicionar su sueño -afirma- y que tal vez había llegado el momento de no pensar en el bienestar de los demás, sino en el de la naturaleza, con la que me sentía y me siento particularmente conectada. Tuve que aprenderlo todo, no elegí este trabajo pero puse mi corazón y mi alma en la tarea que tenía por delante. Decidí dedicar nuestro AOVE al nombre de mi padre, Mate, y estoy seguro de que estaría orgulloso de nuestra posición actual”.
“Inmediatamente me di cuenta de que estaba entrando en un sector fuertemente dominado por hombres -continúa-, con reglas que eran totalmente ajenas a mi forma de ser. Pero estaba decidida a continuar con la apuesta de mi padre de producir aceite de oliva ecológico de calidad superando todos los obstáculos, extrayendo lo mejor de nuestra tierra y suelo sin priorizar la rentabilidad económica. En mi opinión, la perspectiva femenina ha añadido valor a la olivicultura ecológica al mostrar integridad, transparencia y ética en el cuidado de la tierra y sus productos”.