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Avances en la adaptación de nuevas variedades de olivo en Argentina

Avances en la adaptación de nuevas variedades de olivo en Argentina

viernes 19 de septiembre de 2025, 13:16h

Un equipo del INTA Catamarca (Argentina) estudia la incorporación de nuevas variedades de olivo desarrolladas a partir de programas de mejora genética, lo que representa una herramienta clave para enfrentar los desafíos actuales y futuros del cultivo. Las mismas se encuentran en periodo de evaluación y adaptación por parte de los especialistas, con perspectivas de una pronta inscripción, según ha informado este organismo.

Luis Prenol, investigador del INTA Catamarca, ha explicado que “desarrollamos estudios en innovación orientados a la obtención de nuevas variedades locales de olivo, con destacadas características productivas como mayor tamaño de fruto, precocidad, alta producción y aptitud industrial”.

Estas nuevas variedades están diseñadas para responder mejor a las condiciones climáticas cambiantes, mejorar la resistencia a enfermedades y optimizar la calidad del aceite, aumentando así la sostenibilidad y resiliencia del olivar frente a los nuevos escenarios agroclimáticos.

Los estudios sistemáticos realizados por el equipo del INTA incluyen el análisis de variables vegetativas -crecimiento, arquitectura y desarrollo de copa-; reproductivas -época de floración, cuaje y maduración de frutos-; y productivas -precocidad, rendimiento por planta y regularidad-; además de parámetros clave como la de calidad de aceite, acidez libre, índice de peróxidos, contenido de polifenoles, estabilidad oxidativa y composición de ácidos grasos.

Prenol ha detallado que “evaluamos los comportamientos de los genotipos en líneas de mejoramiento seleccionadas en ambientes cálidos, áridos y semiáridos, incluso bajo condiciones de estrés hídrico prolongado y baja intervención agronómica. Este enfoque permite generar materiales más resilientes y adaptados, contribuyendo a la sostenibilidad del olivar en escenarios productivos no tradicionales”.

“Este trabajo representa un avance estratégico en la diversificación genética del olivo y en el fortalecimiento de un modelo productivo adaptado a las condiciones del Valle Central de Catamarca”, ha añadido el investigador.

Nuevos escenarios climáticos

Según el INTA, el aumento de las temperaturas globales ha desplazado las zonas óptimas para el cultivo, permitiendo su establecimiento en áreas que antes se consideraban marginales. A pesar de ello, la notable capacidad de adaptación del olivo a ambientes áridos y semiáridos lo convierte en una opción interesante para muchas regiones del mundo

El investigador ha explicado que la actividad olivícola en Catamarca se desarrolla bajo condiciones climáticas caracterizadas por temperaturas elevadas, baja disponibilidad hídrica y suelos de escasa fertilidad.

En las últimas décadas se han dado alteraciones significativas en los patrones térmicos y pluviométricos, afectando la estabilidad productiva del cultivo, entre ellas, “el incremento de las temperaturas invernales representa una amenaza para variedades que requieren una acumulación mínima de horas frío para una correcta inducción floral, lo que puede traducirse en una menor floración y una caída del rendimiento”, ha aclarado Prenol.

Además, “a esto se suma la mayor frecuencia de heladas tardías o posibles lluvias intensas durante etapas críticas como la floración o la cosecha, que comprometen aún más la productividad y la calidad del aceite. Este escenario refuerza la necesidad de adoptar estrategias de manejo y mejoramiento genético orientadas a aumentar la resiliencia del olivo frente a condiciones ambientales cada vez más exigentes”, ha considerado.

En este sentido, a través de este programa, se han seleccionado y propagado 12 variedades de olivo, actualmente en evaluación, que muestran adaptabilidad a las condiciones áridas y semiáridas del Valle Central de Catamarca. Estas variedades han sido analizadas desde el punto de vista fenológico, productivo e industrial, revelando un potencial significativo para diversificar y fortalecer la olivicultura en regiones marginales.

La combinación de precocidad, estabilidad productiva, calidad de aceite y rusticidad posiciona a estos materiales como alternativas estratégicas para enfrentar los nuevos desafíos del sector y contribuir a su sostenibilidad a largo plazo, según el organismo argentino.

“La selección de estos nuevos genotipos ha permitido identificar materiales mejor adaptados a ambientes limitantes, con buen comportamiento bajo estrés hídrico y elevado potencial de rendimiento, lo que representa un aporte concreto para el productor frente a los desafíos climáticos”, ha detallado el investigador.

En Argentina se han obtenido resultados positivos en regiones como los valles andinos y zonas de Cuyo, mediante la utilización de variedades adaptadas como arbequina, arauco, koroneiki, hojiblanca y coratina. En paralelo, se ha avanzado en la implementación de sistemas intensivos y superintensivos de producción, que permiten, según el INTA, un mejor aprovechamiento del recurso hídrico, facilitan la mecanización y contribuyen a una mayor eficiencia productiva.